Dieta Okinawa

No hay duda de que la dieta mediterránea es una de las más saludables del mundo. Con todo, siempre es buena idea abrirnos a diferentes culturas gastronómicas y descubrir así nuevos alimentos que nos aportan energía y vitalidad. Hace unos días os hablamos en el blog de la dieta ayurvédica o la dieta nórdica cuyas virtudes han sido reconocidas por los nutricionistas de la OMS para prevenir enfermedades coronarias, reducir las tasas de cáncer y diabetes o ayudarnos a mantener el peso ideal. Hoy viajaremos con vosotras hasta una remota isla de Japón llamada Okinawa cuyos habitantes parecen poseer el secreto de la eterna juventud. La revista científica Journal of the American College of Nutrition publicó varios estudios donde se relaciona la expectativa de vida de los habitantes de esta comunidad japonesa con sus costumbres y hábitos alimenticios.

¿Por qué Okinawa?

Okinawa


Okinawa tiene apenas 1.200 kilómetros cuadrados de superficie, en donde se estima que viven un millón y medio de habitantes. ¿Qué hace tan especial a esta isla?

Para responder a esta pregunta tenemos que hablar primero de las «zonas azules» un término acuñado por el explorador Dan Buettner en su artículo » Secrets of long Life» (Secretos de una larga vida) en la revista National Geographic. Buettner hacía mención a que existen ciertos lugares del planeta en los que la tasa de longevidad es más elevada que el resto, son las llamadas «zonas azules».

Uno de estos lugares es la isla de Okinawa, al este de Taiwán. Desde entonces se ha investigado mucho el estilo de vida de su población para descubrir el secreto de su esperanza de vida. La genética, el clima y sobre todo la alimentación serían factores clave en la buena salud de sus habitantes.

La dieta de la larga vida

La isla de Okinawa cuenta con el mayor porcentaje de personas centenarias del mundo. Además sus habitantes tienen un índice menor de enfermedades que el resto del país. Por este motivo los investigadores han volcado sus esfuerzos en analizar la dieta de los okinawenses.

En el envejecimiento influyen muchas circunstancias, pero se cree que la alimentación es la responsable en un 30% de la longevidad. Los habitantes de Okinawa parecen mucho más jóvenes de lo que son, sufren menos enfermedades cardiovasculares, cáncer o diabetes. Además, muchos de ellos llegan hasta los cien años manteniéndose sanos y activos.

Los estudios reflejaron que en Okinawa se sigue una dieta baja en calorías pero altamente nutritiva. Los okinawenses no toman productos lácteos y su dieta se compone principalmente de verduras, arroz, pescado y mariscos. Normalmente toman unas diez tazas de vegetales al día, sobre todo zanahorias, repollo, pimientos verdes, algas y soja. Otro dato curioso es que en la mayor parte de Japón las verduras se comen las verduras más bien duras para no perder sus vitaminas al hervirlas.

Los okinawenses tampoco consumen carnes rojas, pero sí carnes blancas. Además evitan los alimentos procesados y el azúcar.

Para comenzar el día, normalmente se sirve una sopa de de miso compuesta de agua, pasta de miso, algas marinas, tofu, batatas dulces o vegetales verdes de hoja. En este caso, el carbohidrato principal son las batatas (y no el arroz, como en una dieta japonesa tradicional).

El plato principal incluye vegetales fritos (llamados champuru), que incluyen melón amargo, acompañados por un plato secundario con algas. Estas se preparan generalmente a fuego lento, con un toque de aceite, caldo y bajas cantidades de pescado o cerdo hervido. Para acompañar estos platos principales, se sirven porciones pequeñas de pescado, fideos o carnes magras con hierbas, especias y un toque de aceite para cocinar.

Además los okinawenses practican el Hara Hachi Bu, una técnica que consiste en dejar de comer antes de estar completamente saciados. De esta forma comen en pequeñas cantidades, de forma relajada y sin prisas.

Un estilo de vida saludable

El estudio también demostró que los habitantes de Okinawa no consumían apenas cigarrillos ni alcohol, controlaban su presión arterial y poseían factores genéticos muy favorables.

Su vida social activa y sus aferradas convicciones en la medicina natural les llevan a vivir una existencia más saludable y alejada del estrés y todo esto también influye en que puedan gozar de vidas más largas y plenas.