Una de las claves para conseguir un buen rendimiento deportivo es conocer nuestros límites y capacidades.

¿Debemos entrenar las mujeres igual que los hombres? En cierta forma sí, dependiendo de las metas que queramos alcanzar, podemos trabajar en el mismo nivel de intensidad que un hombre, pero no cargar con pesos indénticos o aplicar la misma fuerza.

Al igual que sucede con la edad o la constitución genética, el sexo es un factor a tener en cuenta en nuestras rutinas. Debemos ser conscientes de nuestras aptitudes y tener claro un objetivo a la hora de planificar nuestros entrenamientos.

Diferencias a nivel muscular

La hormona de nuestro cuerpo que interviene en el crecimiento muscular es la testosterona. Es un tipo de esteroide que prevalece en los hombres en quienes cumple una función anabólica sobre el sistema muscular.

Las mujeres también tenemos testosterona, pero apenas un 10% de la cantidad que posee un hombre. Por otra parte, poseemos un alto nivel de estrógenos que actúan como catabolizadores de los niveles de testosterona. Todo ello se traduce en una mayor dificultad a la hora de desarrollar músculo.

Esto no quiere decir que una mujer sea incapaz de llegar a la hipertrofia. Nunca conseguiremos igualar el desarrollo muscular de un hombre con métodos naturales, pero sí podemos aumentar el volumen de nuestros músculos siempre que sigamos el programa adecuado (tanto a nivel de entrenamiento como nutricional) y no nos saltemos los períodos de descanso que necesita el cuerpo para recuperarse y reconstruir músculo.

Otra dificultad añadida para lograr definición es que nuestro metabolismo es más lento a la hora de quemar grasa. Para lograrlo debes reducir los carbohidratos complejos en tu dieta y aumentar la cantidad de proteínas.

Sistema cardiovascular

Las mujeres tenemos una frecuencia cardíaca más elevada que los hombres. El motivo es que tenemos menos sangre en nuestro cuerpo: de 4-5 litros mientras que los hombres tienen de 5-6 litros. Esto significa a su vez una menor cantidad de glóbulos rojos y menor capacidad de transportar oxígeno.

Por otra parte, poseemos entre un 20% y un 25% el VO2 máximo más bajo, lo que significa que podemos trabajar a un porcentaje mayor en el ámbito de la resistencia.

Otras diferencias

Por lo general las mujeres tenemos mayor movilidad articular que los hombres, algo que influye directamente en la prevención de lesiones deportivas. La flexibilidad también es otra ventaja en nosotras, con unas cifras superiores al 10%.

En conclusión, es necesario considerar las diferencias físicas que existen entre hombres y mujeres a la hora de diseñar nuestras rutinas. Los entrenamientos deben estar adaptados a las aptitudes que posee cada sujeto para mejorar su rendimiento deportivo.