Gracias a estas dos mascarillas caseras muy adsequibles y sencillas de preparar, conseguiremos mantener a raya la aparición de arrugas prematuras y el envejecimiento de la piel.


Seguro que dispones de estos dos ingredientes en tu cocina.

Clara de huevo

Es rica en colágeno, una proteína indispensable para garantizar la flexibilidad de nuestra epidermis. Simplemente, separa la clara de un huevo y bátela con un tenedor. Después, aplícatela por todo tu rostro, evitando el contorno de ojos y la boca. Espera a que actúe unos 10 minutos y enjuaga con abundante agua fría.

Jugo de zanahorias

Su alto contenido en betacarotenos y antioxidantes te ayudan a recuperar la luminosidad de tu cutis al instante. Licúa unas zanahorias y toma este jugo al desayuno ¡es un auténtico elixir de vitaminas! Reserva, sin embargo, una poca cantidad y aplícatelo como si se tratase de un tónico facial por toda tu cara. Una vez que se haya secado, aclara con agua tibia.

No es necesario que recurras a estas mascarillas a diario. Con una o dos veces a la semana, será más que suficiente. Tampoco debes usarlas para sustituir a los cuidados faciales diarios de hidratación, fotoprotección o a tus cremas de noche. Tan sólo son una ayuda complementaria.