constitución física


Una de las metas que frecuentemente nos marcamos al empezar el año, es la de perder esos kilillos que nos sobran. Sin embargo, de igual forma, es importante ser realistas a la hora de establecernos unos objetivos. Existen factores endógenos y exógenos que determinan nuestra constitución y nuestro tipo de cuerpo. En nuestro artículo de hoy te hablaremos de ellos y te contaremos, además, los mitos y leyendas urbanas más frecuentes sobre la delgadez y los régimenes de adelgazamiento.

Una cuestión de hormonas

Según Iñaki Ferrando, director de comunicación de Sanitas: «los niveles hormonales deben ser los adecuados para que todo funcione bien y no ganemos o perdamos peso».

Etapas de la vida marcadas por amplios desajustes hormonales como la pubertad, el embarazo o la menopausia son el origen de problemas estéticos como la celulitis, aunque también pueden influir otros factores: hábitos alimenticios como el exceso de sal en las comidas, el tabaco o el alcohol. Para mantener tu peso a raya, reduce y controla el consumo de estos productos. También deberías hacerte una analítica para estudiar tus niveles hormonales y realizar algo de gimnasia localizada en las áreas más conflictivas.

La edad también cuenta

Las arrugas y la flacidez no son el único signo de envejecimiento en tu cuerpo. Tu metabolismo también cambia. Carolina López, de Caroli Health Club nos cuenta: «A partir de los 20 años el metabolismo basal se ralentiza, su velocidad disminuye de media en un 2% cada 10 años».

Con la edad se necesitan menos nutrientes ya que quemamos muchas menos calorías, sobre todo de noche. Por eso es vital el ejercicio, vigilar nuestra alimentación y cenar ligero. Además, producimos menor cantidad de hormonas de crecimiento, las cuales tienen la capacidad de regenerar los tejidos y controlar el peso.

«El crecimiento se frena con la pubertad. Aún así, producimos esta sustancia durante toda la vida. Es muy útil, sirve para sustituir el material que se va deteriorando en nuestro cuerpo», explica la nutricionista Montse Folch, directora del Área de Nutrición del Institut Vila-Rovira.

Por lo tanto, a partir de los cuarenta años debemos cuidarnos especialmente, ya que aunque siempre hayas sido delgada, tu cuerpo comenzará a cambiar. Tampoco conviene obsesionarse e iniciar dietas desequilibradas que puedan desembocar en un trastorno alimentario. Tu cuerpo no puede tener carencia de nutrientes pues ésto podría provocar enfermedades, problemas en los huesos y falta de tono muscular.

Los engaños de las dietas descompensadas

Últimamente, están de moda las dietas proteinadas como la Dukan o la Pronokal. Sin embargo, según un estudio reciente de la Asociación Española de Dietistas-Nutricionistas, no existen pruebas de que funcionen. De hecho, hace una década, se llevaban las dietas bajas en proteínas como la dieta del Dr. Atkins, el régimen disociado de Montignac o la dieta Mayo. En definitiva, debemos dejar de guiarnos por las modas y ponernos en manos de un experto.

Este tipo de dietas desequilibradas, pueden ser perjudiciales a la larga ya que provocan carencia de nutrientes y desajustes en nuestro organismo.

Tampoco es aconsejable adelgazar más de dos kilos al mes porque, de lo contrario, tu piel no se adapta al nuevo volumen corporal y la flacidez hace acto de presencia. Se deben realizar cinco comidas al día e ingerir alimentos a la plancha, asados o al vapor. En una dieta equilibrada debe reinar, aproximadamente, la siguiente proporción: hidratos de carbono (50- 55%), proteínas (30- 35%) y grasas (15- 18%).

A medida que vayas adelgazando, también debes practicar algo de ejercicio físico para tonificar la musculatura. Es importante dejar de ver los régimenes alimentarios como «milagros» tal como nos venden los mass media y empezar a concebirlos como hábitos saludables.

Pon freno al estrés

El estrés puede provocar retención de líquidos, hinchazón y desajustes en nuestro cuerpo: «si los niveles son altos durante mucho tiempo, la hormona afecta al sistema inmunológico, la fertilidad y los huesos», afirman desde Caroli Health Club. Los deportes como el pilates o el yoga, las infusiones y la práctica de la meditación pueden ser de ayuda para combatirlo.

Desmontando mitos

La publicidad, Internet y diversas leyendas urbanas, han alimentado un sinfín de tópicos sobre la delgadez y los cuerpos esbeltos. Algunos de ellos, por ejemplo, son:

Las chicas delgadas no tienen celulitis

Falso. La celulitis no está relacionada, necesariamente, con el sobrepeso. El 80% de las mujeres tiene celulitis en mayor o menor grado (no siempre es visible a simple vista). Se desarrolla a partir de la pubertad y, bien es cierto, puede agravarse por los malos hábitos alimentarios, el tabaquismo y la falta de ejercicio, pero también influyen mucho los factores genéticos (las asiáticas, casi no tienen). Otro problema al que puede estar asoaciada, es un mal funcionamiento de la circulación linfática: «a veces, el sistema por donde pasan las toxinas no funciona bien, entonces, se retienen líquidos. Esta acumulación afecta las células de zonas como los glúteos, los muslos y el abdomen», aclara Rodrigo di Gregorio, nutricionista del método KOT.

La fruta engorda menos si se toma antes de las comidas

Falso. Una pieza de fruta tiene las mismas calorías si se ingiere antes o después. Sin embargo, se recomienda consumirlas antes de las comidas por su efecto saciante del apetito, ya que contienen gran cantidad de vitaminas, agua y fibra.

Las dietas basadas en frutas son mejores

Falso. Las mejores dietas son las dietas personalizadas. Las dietas desequilibradas y basadas en comer únicamente un alimento pueden ser muy perjudiciales para la salud si se mantienen largo tiempo.

Carolina López, desde Caroli Health Club explica que las frutas «aportan minerales, fibra y antioxidantes. Pero no proteínas, hidratos de carbono y grasas, elementos esenciales». 

Es importante seguir una alimentación balanceada para asegurarse de que no exista un déficit o carencia de ningún nutriente. Otro dato a tener en cuenta es que no todas las frutas aportan las mismas calorías: entre las hipocalóricas –con pocas calorías– están el melón, la sandía, la papaya, la guayaba y el pomelo. La manzana, sin embargo, aporta más: unas 59 por cada 100 gramos.

Los beneficios de hacer ejercicio son los mismos independientemente de la hora a la que se realicen.

Falso. Según la nutricionista Carolina López «varios estudios demuestran que hacer deporte por la mañana quema más grasas». Realizar actividad física temprano, también eleva los niveles de endorfinas y hace que nos sintamos más animadas y de buen humor el resto del día.

Un cuerpo diez

No es el modelo que proyecta la publicidad, los medios de comunicación o las pasarelas de moda. Es una percepción emocional e inteligente de nuestro propio cuerpo.

Cada persona tiene un tipo de constitución diferente en el cual influye su genética, su edad, la distribución de la grasa corporal y la estatura.

Estos consejos te serán de gran ayuda:

Adelgaza sin perder tus curvas

«Cuando estamos a dieta, reducimos la ingesta de calorías y perdemos la grasa acumulada en senos, caderas y nalgas. Para mantener las curvas, debemos tonificar la musculatura haciendo bici, nadando o corriendo. El pilates es otra solución», recomienda Caroli, de Caroli Health Club.

Reduce el picoteo entre horas

Lo conseguirás desayunando bien, no saltándote ninguna comida y bebiendo unos dos litros de agua al día. «Otra causa de esta ansiedad puede ser el déficit de serotonina, un neurotransmisor encargado de regular el apetito. Podemos aumentar su nivel con una dieta rica en triptófano, presente en la pasta, el arroz, los cereales, la leche, los huevos, la soja, el pollo, el pavo, el queso, el plátano y las legumbres», recomiendan desde Caroli Health Club.

Evita el efecto rebote

«Es esencial cambiar los hábitos de por vida y no pensar en hacer dieta para adelgazar a la velocidad del rayo» explica Carolina López.

No ser esclavas del canon actual

«La estética en el arte y en la moda es fluctuante. Ha habido periodos de estilización y otros de formas más plenas. Ya ocurría con las pinturas rupestres; hubo épocas de máxima esbeltez y otras mucho más realistas. Hay pinturas, como las del flamenco Rubens, donde la gordura es aparente. En siglos anteriores, se pintaban cuerpos enjutos. El XX ha sido el de la delgadez, pero todavía no sabemos si el XXI lo será», argumenta Anna Miquel, profesora en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona.