Algunas personas piensan erróneamente que tomar una pieza de fruta después de las comidas engorda. Esta información no es del todo correcta. Es cierto que tomar fruta como postre puede relentizar las digestiones, pero a nivel de cómputo de calorías, un alimento posee el mismo valor energético con independencia de la hora en la que lo comamos.

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La fruta es una parte esencial de nuestra dieta ya que nos proporciona nutrientes que no podemos obtener de otras fuentes de alimentación.

Comer mucha fruta está asociado con un menor riesgo de enfermedades cardíacas y accidente cerebrovascular. Además, previene la diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer.

Gracias a su alto contenido en potasio, la fruta nos ayuda a mantener la presión arterial bajo control. Son bajas en grasa y contribuyen a mantenernos en nuestro peso ideal.

Los azúcares que contiene la fruta son naturales (no añadidos). Definitivamente, es una opción mucho más saludable que los postres tradicionales, pasteles, galletas y helados que poseen grandes cantidades de azúcares refinados. Según la Asociación del Corazón, optar por frutas como postre ayuda a aumentar la ingesta de vitaminas esenciales y minerales que no están presentes en la mayoría de los postres tradicionales

Una forma muy útil de utilizar la fruta para adelgazar, es tomarla antes de las comidas ya que aporta sensación de saciedad gracias a su alto contenido en fibra.

Con todo, a pesar de que  es altamente nutritiva, la fruta también tiene calorías. Si comes un plato de fruta después de una comida abundante, puedes estar consumiendo más calorías de las que tu cuerpo necesita. ¡Todo en su justa medida! Ingerir demasiadas calorías, incluso de alimentos saludables, dará lugar a un aumento de peso.