El cereal más antiguo del mundo es el trigo (11. 000 años de antigüedad). Se piensa que fue cultivado por primera vez en las llanuras aluviales de Siria y Turquía, cerca del Mar Negro y, desde entonces, ha sido un alimento esencial para el desarrollo de las civilizaciones humanas.
Entre las primeras variedades de trigo que se cultivaron está la espelta (escanda silvestre), probablemente un híbrido natural entre Triticum boeoticum Boiss y Aegilops speltoides Tausch, procedentes de Oriente. Su extensión por el Mediterráneo marcó los orígenes de la agricultura hace cinco milenios.
Valor nutricional de la espelta
La famosa abadesa Hildegarda de Bingen (1098-1179) escribió sobre la espelta en su libro Liber simplicis Medicinae: «La espelta es el mejor grano. Es nutritivo y mejor tolerado que cualquier otro grano. No importa cómo se tome, ya sea como pan o en otra manera, porque es bueno y fácil de digerir».
En efecto, la espelta es uno de los cereales más completos desde el punto de vista nutricional, con un 75% de carbohidratos en su composición, un 15% de proteínas y tal sólo un 5% de grasas.
Además, la espelta es rica en nutrientes como el magnesio, hierro, zinc y ácidos grasos esenciales.
Por otra parte, destaca su alto contenido en fibra alimentaria. Esta se encuentra principalmente en la capa externa del grano y antiguamente se consideraba un problema ya que, a diferencia de otras variedades de trigo, no se podía refinar. Hoy en día sabemos que es precisamente esta cualidad la que convierte a la espelta en un cereal saludable y muy recomendable para las personas que sufren estreñimiento.
Algunos nutricionistas señalan que las proteínas de la espelta son más completas que las del trigo común. Esto se debe sobre todo a la presencia de lisina en su composición, un aminoácido esencial que nuestro organismo no puede sintetizar por sí sólo y que debemos obtener de la dieta. La lisina permite entre otras cosas una mejor asimilación del calcio. También estimula la producción de la hormona de crecimiento y es un protector natural del sistema inmunológico.
La espelta también contiene lignanos, que son un tipo de fitoquímicos con propiedades antioxidantes. Esto significa que ayuda a prevenir el daño celular causado por los radicales libres, mejorando la salud en general.
Además, se ha demostrado que este cereal tiene un índice glucémico bajo y contribuye a mantener estables los niveles de glucosa en sangre.
Las personas que comen espelta de forma frecuente suelen gozar de una buena salud digestiva y esto se debe a su alto contenido en ácidos grasos que ayudan a mantener el equilibrio de la macrobiota intestinal.
Por último, la espelta contiene una cantidad considerable de vitaminas del complejo B (tiamina, riboflavina, niacina, ácido fólico y vitamina B6) que ayudan a mantener el buen funcionamiento del metabolismo.
Es un alimento muy completo y que podemos usar en infinidad de recetas.
Consumo de espelta para la población general.
Para notar sus efectos positivos en la salud el consumo de espelta debe ocurrir en el marco de una alimentación variada y saludable.
Pueden tomar espelta los adultos, las personas mayores y los niños. De acuerdo con los expertos, la cantidad recomendada para adultos sanos varía entre 2-3 tazas diarias, mientras que para niños de 4-8 años se recomienda 1-2 tazas.
También es un buen alimento para cubrir las necesidades energéticas especiales de las personas deportistas que realizan esfuerzos físicos de manera prolongada.
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¿Pueden tomarla las personas celíacas?
No, la espelta es incompatible con la dieta de las personas que padecen celiaquía.
También puede ser perjudicial para pacientes con enfermedades digestivas como la enfermedad de Crohn.
Asimismo, las personas con insuficiencia renal crónica deberían evitar la espelta debido a su alto contenido en fósforo.
¿Cómo utilizar la espelta en nuestras recetas de cocina?
Podemos utilizar la espelta al igual que otro tipo de harina para hacer productos de panadería, bizcochos, galletas, etc. Otra posibilidad es aprovecharnos de sus beneficios nutricionales en pastas, sopas y ensaladas.
Aquí te dejamos tres recetas a modo de ejemplo.
Crepes Integrales de espelta
Para preparar esta receta se necesitan: 150 gramos de harina de espelta, 1 huevo, 125 ml de leche, 1 cucharada de aceite de oliva y sal al gusto.
Comenzamos mezclando la harina, el huevo y la leche en un recipiente hondo. Agregamos gradualmente el aceite de oliva y sal al gusto. Revolvemos bien hasta obtener una masa homogénea. La calentamos ligeramente en una sartén antiadherente previamente engrasada. Por último, servimos los crepes calientes con mermelada, frutas o lo que deseemos.
Sopa de espelta con verduras
Esta receta es fácil y deliciosa. Primero cortamos una zanahoria, una cebolla y medio calabacín en cubos pequeños. Picamos finamente un manojo de acelgas y colocamos ambas verduras en una olla, agregamos 2 litros de agua y sal al gusto. Cocinamos todo a fuego lento por unos 20 minutos hasta que las verduras estén tiernas. Agregamos entonces 200 gramos de espelta y cocinamos por otros 15-20 minutos. Para servir, podemos acompañar la sopa con una rodaja de limón y un poco de parmesano rallado.
Galletas Integrales de espelta
Para preparar estas ricas galletas necesitaremos: 250 gramos de harina de espelta, 75 ml. de aceite, 125 ml de miel, 1 huevo y 1 cucharadita de levadura.
En primer lugar, mezclamos bien la harina, la levadura y el huevo en un tazón grande. Agregamos gradualmente el aceite y la miel hasta incorporarlo todo. Amasamos ligeramente con las manos para formar una masa homogénea. Después, extendemos la masa con el rodillo sobre una superficie enharinada hasta que quede con un grosor de 1 cm. Cortamos la masa con un cortador de galletas en forma de corazones u otros diseños. Horneamos a 180°C durante 20 minutos. Dejamos enfriar antes de servir.
