Las ensaladas son una de las comidas más saludables para combatir el calor del verano. Nutricionalmente son muy completas y a la vez ligeras (suelen tener pocas calorías) por eso mucha gente recurre a ellas cuando sale a comer fuera de casa o en el trabajo pero ¡cuidado! algunas de estas preparaciones podrían poner en riesgo tu salud por ser fuente de bacterias patógenas. Nos referimos en concreto a las ensaladas envasadas.


Un reciente estudio publicado por la American Society for Microbiology advirtió de la presencia de samonella en varios lotes de ensaladas envasadas y precortadas de diferentes establecimientos. Según los científicos, los cinco días de refrigeración que normalmente tienen estos productos en el supermercado, favorecen la proliferación bacteriana.

Los científicos también observaron que el jugo de las hojas de la ensalada propicia la adherencia de los microorganismos al plástico del envase, volviéndose resistente aún después de lavar los ingredientes.

Normalmente pensamos que la salmonelosis se contagia por consumir productos de origen animal en mal estado, y aunque es cierto que existe una relación entre estos últimos y la presencia de la bacteria, cualquier tipo de alimento es susceptible de ser contaminado si no se manipula en óptimas condiciones de higiene.

Otra bacteria que ocasiona infecciones gastrointestinales severas y que puede estar presente en alimentos con unas condiciones de almacenamiento deficientes, es la bacteria E.coli. Un estudio publicado por la Universidad de Georgia observó que prolifera más rápido en ensaladas almacenadas a 21Cº y que refrigerarlas durante menos tiempo y a menor temperatura, ralentiza el desarrollo de la bacteria.

Las ensaladas listas para consumir están expuestas a diferentes condiciones durante todo el proceso de producción y almacenado en el que se produce la manipulación constante del alimento. Por lo tanto, el riesgo de contaminación bacteriana existe y debemos ser precavidas para no poner en riesgo nuestra salud.

¿Qué podemos hacer?

Sustituir las ensaladas envasadas por otras preparaciones envasadas de peor calidad nutricional no parece una buena alternativa ya que, como puedes imaginar, cualquier alimento envasado es susceptible de desarrollar bacterias patógenas.

Lo ideal sería comprar ensaladas recién preparadas y que no hayan sido almacenadas durante varios días. Si esto no es posible, trata al menos de adquirir siempre productos bien refrigerados y opta por las ensaladas cuyas hojas no hayan sido cortadas ya que como hemos visto, el jugo de las hojas verdes es el caldo de cultivo idóneo para estas bacterias.

Ten en cuenta que no todas las ensaladas envasadas están contaminadas. Si los vegetales han sido correctamente lavados antes de envasarse, el riesgo de proliferación bacteriana se reduce considerablemente. Comprar productos con sello de calidad europea siempre es una garantía ya que esto quiere decir que las fábricas donde se manipulan cumplen con unos estándares y controles de calidad que garantizan la salubridad de los alimentos.