Todo el mundo desea verse más joven, pero a nadie le gusta pasar por el quirófano. Tal vez esta sea la razón del éxito de tratamientos no invasivos como los hilos aptos, conocidos por muchos como “el lifting sin cirugía”.

¿Qué son los hilos aptos?

Con el paso de los años perdemos masa ósea y tejido graso en el rostro. Nuestro metabolismo celular se ralentiza y disminuye la producción de colágeno, una proteína esencial para la firmeza y elasticidad de la piel. En consecuencia, el cutis luce más apagado y pierde densidad. Un signo característico de la flacidez facial son las líneas de marioneta (también llamadas “surco nasogeniano”) que dan una apariencia triste al rostro.

Hace algunos años la única posibilidad para reafirmar la piel era recurrir al lifting quirúrgico, pero hoy existe una intervención de tipo ambulatorio para corregir la falta de tono: los hilos aptos.

Son un tipo de implante subdérmico que sirve para tensar la piel, atenuar las arrugas y remodelar el óvalo facial.

También producen efectos beneficiosos a largo plazo pues estimulan la colagénesis (síntesis del colágeno) creando estructuras que dan soporte a los tejidos cutáneos.

En realidad, estos hilos no son ninguna novedad, pues se utilizan desde hace muchos años en cirugía vascular, pero su incorporación a los tratamientos estéticos es más reciente.

¿De qué material están hechos los hilos aptos?

Los hilos aptos están formados por un 75% de ácido poliláctico y un 25% de policaprolactona. Son materiales reabsorbibles y totalmente biocompatibles con la piel.

Algunos hilos aptos que se utilizan en la actualidad llevan incorporado ácido hialurónico por lo que hidratan además de tensar.

Si tienes dudas sobre el material que te van a colocar, puedes solicitar a tu cirujano la etiqueta de trazabilidad del producto donde se indica el tipo de material y se certifica que ha pasado los controles médicos pertinentes.

¿Para qué sirven los hilos aptos?

Están pensados para corregir casos de flacidez leves o moderados: surco nasogeniano, levantamiento de cejas, papada… también en tratamientos corporales.

No sirven para los casos más severos de flacidez facial. Si existen descolgamientos es necesario recurrir al lifting quirúrgico tradicional.

¿Qué tipos existen?

A día de hoy contamos con una gran variedad de hilos aptos de diferentes longitudes, calibres y tipos de anclaje. No queremos ser muy exhaustivas con los datos técnicos, pero es necesario que distingas entre estos dos tipos de hilos:

  • Monofilamento: corrigen la falta de tono.
  • Espiculados: están cubiertos de espinas bidireccionales que actúan como un ancla en la piel. Gracias a esto proporcionan un mayor efecto tensor, pero también suelen ser más caros.

¿Cómo se colocan?

El primer paso es limpiar a fondo la piel para evitar posibles infecciones. Luego, el doctor medirá y marcará los puntos de introducción de los hilos.

A continuación, se aplica la anestesia local y se insertan los hilos con unas finísimas cánulas que sirven de guía. Al trabajar en el tercio superior del rostro el cirujano crea un tejido en forma de malla que da soporte a la piel.

Por último, se recorta el hilo sobrante y se limpian los puntos de entrada. El tratamiento se realiza en una sola sesión que dura entre 30 y 40 minutos.

Resultados y cuidados después de la intervención.

Después del tratamiento suele quedar cierta inflamación en el rostro por lo que es necesario esperar unos días para valorar los resultados definitivos.

Debes seguir las indicaciones del doctor y evitar ir a la sauna o piscina durante los 15 primeros días.

Tras la colocación de los hilos aptos estos ejercerán su efecto tensor durante 12-18 meses. Pasado ese tiempo, necesitaremos repetir el procedimiento para mantener los resultados. Su uso es compatible con otros tratamientos no invasivos como las radiofrecuencias, el bótox, la mesoterapia o el peeling.

¿Dónde realizarse un tratamiento con hilos aptos?

La colocación de los hilos aptos parece sencilla, pero realmente no lo es y debe ser practicada siempre por un profesional de la medicina estética. Una de las mayores expertas de nuestro país trabajando con esta técnica es la Dra. Sandra Oliveira, con más de 25 años de experiencia (en 18 de los cuales ha ejercido como formadora).

Para Oliveira: “la medicina estética es el arte de esculpir y realzar la belleza de cada paciente potenciado con el poder interior que todos llevamos dentro”. En su centro estético de Madrid realiza un estudio personalizado de cada paciente indicando el tipo de tratamiento más indicado para cada problema.


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