Existen muchos signos que pueden alertarte de que tu piel sufre estrés: falta de luminosidad, deshidratación o brotes de acné. La piel refleja todo lo que nos sucede a nivel emocional, nuestros hábitos de vida… si somos fumadoras, si nos exponemos excesivamente al sol, si nos alimentamos bien o mal o si trasnochamos demasiado.

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Si notas que tu piel se vuelve seca, opaca, se desescama o se enrojece fácilmente, esto es una señal de que está estresada y requiere un poco de atención para recobrar su buen aspecto.

Las erupciones, las rojeces extremas, la descamación, la psoriasis o los brotes de acné severos, son afecciones de la piel que requieren de un diagnóstico profesional.

Revisa el listado de productos cosméticos que utilizas habitualmente para la limpieza facial. Necesitas fórmulas descongestivas y lociones que relajen la piel. La manzanilla y el aloe vera tienen propiedades antiinflamatorias. El uso continuado del agua termal también calma y alivia el escozor. Opta siempre por fórmulas hipoalergénicas y creadas para pieles sensibles.

Además del tratamiento médico y cosmético, debes evitar el estrés e incorporar ciertas rutinas en tu vida diaria que favorecen la oxigenación del cuerpo, cualquier tipo de actividad física o yoga para equilibrar las energías. El descanso, la hidratación y la alimentación saludable también son pilares fundamentales para gozar de una piel sana y bonita.