Hace pocos días os hablamos en el blog de las bondades de los tratamientos de belleza con agua marina. Mencionamos también entonces las extraordinarias propiedades de las algas para cuidar nuestra piel.


Los tratamientos estéticos con algas se conocen desde civilizaciones muy antiguas. Las algas son ricas en minerales y oligoelementos imprescindibles para la vida: vitaminas, yodo, magnesio, potasio o zinc entre otros. La algoterapia es la rama de la medicina alternativa que utiliza las algas en beneficio de nuestra salud y belleza.

Sabemos que las algas pueden aplicarse forma tópica sobre nuestra piel como un componente de algunas cremas y lociones, o bien mediante cataplasmas y ungüentos. La piel absorbe a través de los poros estos concentrados de alto poder hidratante y antioxidante, favoreciendo la regulación iónica y los intercambios metabólicos celulares, ayudando así a retrasar el envejecimiento cutáneo.

Otra aplicación frecuente de las algas es como complemento dietético. A su alto valor nutricional se le unen propiedades antibióticas, antivirales y adelgazantes. En efecto, las algas ayudan a eliminar toxinas y a combatir la celulitis desde el interior. Tomadas como suplemento o incorporándolas a tus platos pueden convertirse en poderosas aliadas de tus dietas de adelgazamiento, una forma sana y natural de cuidarnos. Por estos motivos algunos expertos en nutrición afirman que las algas son los «alimentos del futuro».

Tipos de algas y sus aplicaciones

Las algas son las plantas más antiguas del planeta y cuentan con una gran biodiversidad. Hay algas tan simples que están formadas de una sola célula mientras que otras forman inmensas murallas en el suelo marino. En función de la profundidad a la que pueden encontrarse, distinguiremos cuatro grupos diferentes de algas:

Algas azules

Son microscópicas y unicelulares. El 70% de sus componentes son proteínas y espirulina, una especie en forma de espiral que se halla en la superficie del mar.

Las algas azules son muy utilizadas en cosmética por sus propiedades hidratantes, regeneradoras y sebo-reguladoras. Es frecuente encontrarlas como ingrediente de algunas cremas anti-edad ya que poseen la capacidad de regenerar los fibroplastos, unas células que se encuentran en la dermis y sirven de unión entre las fibras de colágeno y elastina. Utilizándolas con frecuencia, pueden devolver a la epidermis parte de la elasticidad y suavidad perdidas.

Algas verdes

Crecen en la superficie del mar, haciéndose visibles en las mareas altas. Tienen propiedades relajantes y humectantes para nuestra piel.

Algas pardas

Nori, Wakame, Kombu. Están adosadas a las rocas como el fucus vesiculosus. Son ricas en aminoácidos, vitaminas y minerales. Se utilizan en cosmética por sus propiedades regeneradoras, ayudando a la síntesis de colágeno. Pero también tienen un valioso aporte nutricional dado su alto contenido en yodo que estimula a la tiroides y por su capacidad para combatir la retención de líquidos.

Algas rojas

Dulse, Agar-Agar. Viven en las profundidades del mar como la Delesseria Sanguínea. Tienen la capacidad de regenerar las estructuras celulares.

Continuaremos con el tema hablando de las aplicaciones de las algas en cosmética. Como comentamos en el punto anterior, las algas son ricas en antioxidantes, vitaminas A y E y yodo. Tienen la capacidad de remineralizar la piel y de hidratarla en profundidad. Todo ello hace que sean un componente habitual de cremas para el cuidado facial y de tratamientos corporales reafirmantes, reductores o antiestrías. ¿Conoces todas sus variedades?

Las algas en cosmética

Si en su día lo fue el caviar o el extracto de ostras, en los últimos tiempos las algas están ganando cada vez más terreno dentro de la cosmética natural.

Su alto contenido en vitaminas y minerales las convierten en un ingrediente muy valioso para hidratar y regenerar la epidermis devolviéndole al rostro la luminosidad y firmeza perdidas.

Fuera del agua de mar, las algas poseen sustancias que les impiden deshidratarse durante largos periodos. Los principales laboratorios han estudiado la composición química de las algas con el fin de incorporarlas a las fórmulas cosméticas. Su capacidad para emulsionarse con las cremas sin necesidad de aceites, permite crear texturas ligeras y fácilmente absorbibles por los poros. Existen también líneas de cosméticos naturales que además de algas deshidratadas incluyen otros elementos marinos como perlas, concha de nácar, lodos o sales…

Los talasocosméticos han dejado de ser un producto exclusivo de balnearios y spas para incorporarse a nuestras rutinas de belleza. Su eficacia reside en la facilidad que tienen los elementos del mar para ser asimilidados por nuestro cuerpo ayudando a remineralizar nuestra piel, hidratarla, aportarle vitaminas o eliminar toxinas.

Los tratamientos corporales a base de algas estimulan la circulación, reducen la celulitis y alivian los dolores musculares. Los baños con algas o envolturas con algas, por ejemplo, están especialmente indicados en los casos de edemas, piel de naranja, fatiga o enfermedades de la piel.

Las algas como alimento

A nivel dietético, no podemos pasar por alto las propiedades nutritivas y saciantes de las algas.

En forma de suplementos alimenticios nos aportan proteínas y aminoácidos que revitalizan nuestro organismo.

Su alto contenido en fibra, favorece los procesos digestivos y ayuda a reducir el nivel de glucosa en sangre. Según la Academia Nacional de Ciencias es necesario consumir entre 20 y 35 gramos de fibra al día para estar bien. Las frutas y verduras, las legumbres y los cereales son los alimentos más comunes en nuestra mesa que pueden contenerla.

¿Pero en qué se diferencia entonces la fibra que encontramos en las algas? Las algas son ricas en fenilalanina, un aminoácido que actúa sobre el centro de saciedad reduciendo la sensación de apetito. Según unas investigaciones publicadas en la revista Food Chemistry, la ingesta de una pequeña cantidad de fibra de algas bloquea un tercio de la absorción de grasas en nuestras comidas. La concentración de antioxidantes como el zinc en algunos tipos de algas, mejora también la utilización de insulina evitando que el exceso de glucosa se transforme en grasas. Además, las algas son más ricas en nutrientes que muchas verduras que consuminos habitualmente.

Hace algunos años los principales productores de algas eran países como China o Japón donde históricamente son valoradas como un aimento medicinal y de alto valor social (eran usadas como «tributo al emperador»), pero actualmente ha incrementado su cultivo en países de Europa, África o América Latina.

En España, son cada vez más los restaurantes y chefs de renombre que apuestan por las algas en la elaboración de sus menús.

Otras buenas razones para consumir algas son:

  • Complementan las dietas: por su alto contenido en proteínas (algunas más que la carne o el pescado) y vitamina B12.
  • Curan la anemia: contienen diez veces más hierro que las espinacas.
  • Son buenas para los diabéticos: poseen fructosa y manitol, dos tipos de azúcar que no aumentan la glucosa en sangre.
  • Calman el estrés: tienen magnesio, potasio y vitamina B6 que reducen la sensación de ansiedad.
  • Mejoran el tránsito intestinal: son ricas en fibra que actúa como un limpiador natural de nuestro cuerpo. Su alto contenido en mucílagos protege también la mucosa gástrica mejorando las digestiones.
  • Reducen el colesterol: no contienen grasas saturadas y, además, bloquean la absorción de un tercio de las grasas que ingerimos.
  • Rejuvenecen la piel y fortalecen el cabello: contienen más vitamina E que el germen de trigo, una sustancia que interviene directamente en la elasticidad y firmeza de la piel. También son ricas en antioxidantes como el zinc que ayudan a conseguir un cabello fuerte y brillante.
  • Son anticancerígenas: las algas son alcalinizantes y ayudan a compensar la acidosis de una dieta en la que se consume demasiada carne o alimentos procesados.

Posiblemente el alga más popular en nuestras mesas sea el alga Nori, muy utilizada en la cocina oriental para preparar sushi, sopas y ensaladas; pero existen otros tipos de algas igualmente deliciosas y aptas para el consumo como el Wakame o el alga Agar-Agar.

Las algas en cocina deben utilizarse como un elemento más de nuestros platos. Pueden incorporarse a guisos, arroces, pastas o comerlas en deliciosos revueltos y empanadillas. Algunos tipos de algas como el alga roja Gelidium, sirven de sustitutas a las gelatinas de origen animal. Por lo general, las algas para consumo humano se encuentran deshidratadas (siendo necesario ponerlas a remojo) o en conserva. Solamente en algunos pueblos del Pacífico contínuan consumiéndose frescas.

Otra forma de aprovecharnos de sus virtudes sin incorporarlas a nuestros platos es en modo de suplementos alimenticios, ya sea en comprimidos o deshidratadas y en polvo. El alga Fucus, Chlorella, Kelp o Espirulina son las más utilizadas (esta última tiene propiedades adelgazantes y es rica en vitamina B12 y proteínas).

Sea cual sea tu elección, no te será difícil encontrar algas en cualquier herbolario o tiendas de herbodietética. ¿Te apuntas a esta sana costumbre?