Los signos de la edad como las arrugas o la pigmentación irregular se manifiestan en la piel como consecuencia de una disminución de la actividad celular y su consecuente relentización en los procesos de renovación de los tejidos.

Con los años la piel va perdiendo firmeza y elasticidad y como consecuencia la dermis se debilita. Son signos del envejecimiento: la flacidez, la pérdida de tono muscular, la acentuación de las arrugas, la pérdida de elasticidad y la deshidratación. La piel se vuelve seca, descamada y pueden aparecer manchas. También disminuye el grado de humedad y las secrecciones sebáceas. La acumulación de células muertas y la deficiente renovación celular provocan sequedad y un aspecto opaco en la piel.

Otros factores que pueden influir son la carencia de minerales, vitaminas, las alteraciones endocrinas, el adelgazamiento rápido, los factores climatológicos y ambientales. Las vitaminas C, A y E tienen propiedades antioxidantes con efectos beneficiosos que protegen la piel de los efectos nocivos de la radiación solar.

Factores que pueden originar o empeorar los signos de la edad:

  • La exposición solar sin protección.
  • Las enfermedades circulatorias. Una circulación deficiente no proporciona a la piel los nutrientes necesarios ni la oxigenación adecuada.
  • Las alergias y deficiencias metabólicas, como la obesidad o la diabetes.
  • La exposición a ciertos agentes contaminantes como el humo del tabaco, o la utilización de productos de higiene inadecuados para tu tipo de piel.
  • La oxidación del propio organismo.
  • La adopción de dietas inadecuadas, de escaso valor nutricional, pobres en vitaminas, minerales y otros componentes esenciales para nutrir la piel. Son especialmente perjudiciales los cambios bruscos de peso, con contínuos procesos de adelgazamiento y recuperación de talla.