El laurel es un arbusto que pertenece a la familia de las Lauráceas, y es conocido científicamente como Laurus nobilis. Es originario de la región mediterránea, específicamente de la zona del Asia Menor. Desde allí, se expandió por toda Europa y otras partes del mundo, siendo cultivado como planta ornamental y para su uso en la cocina.


Se caracteriza por sus hojas perennes de color verde oscuro, muy aromáticas, alternas y lanceoladas. Estas hojas son utilizadas en la cocina para dar sabor y aroma a una variedad de platos.

El tronco, recto y recubierto de corteza gris, puede alcanzar los 10 metros de altura.

A lo largo de la historia, el laurel ha sido valorado por sus propiedades medicinales. Los antiguos griegos y romanos lo utilizaban para aliviar dolores de cabeza y dolores menstruales, así como para tratar problemas digestivos. En la Edad Media, se creía que el laurel tenía propiedades mágicas y se usaba como protección contra la peste y otras enfermedades.

En la medicina tradicional china, el laurel se utilizó para tratar problemas respiratorios y de la piel. También fue una planta conocida en la medicina ayurvédica para tratar enfermedades inflamatorias y problemas gastrointestinales.

En cuanto a sus usos gastronómicos, el laurel se utiliza para dar sabor a sopas, guisos, salsas y otros platos. También es un ingrediente habitual en la preparación de condimentos como la mezcla de especias «pimienta inglesa» o «mezcla de especias para pastel de carne».

Composición química del laurel.

El laurel es una planta rica en compuestos bioactivos que le confieren sus propiedades beneficiosas para la salud.

Entre los componentes químicos del laurel se encuentran:

  • Aceites esenciales: se encuentran en las hojas y le confieren su aroma característico. Estos aceites tienen componentes como el cineol, el eugenol, el linalol y el pineno, con propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias y analgésicas.
  • Taninos: le confieren sus propiedades tónicas y astringentes. Pueden tener efectos beneficiosos contra enfermedades como el cáncer o las enfermedades cardiovasculares.
  • Flavonoides: son compuestos antioxidantes que se encuentran en muchas plantas. Los flavonoides en el laurel incluyen quercetina, kaempferol y apigenina, que ayudan a reducir el riesgo de enfermedades crónicas.
  • Ácido ursólico: es un compuesto triterpenoide que se encuentra en una gran variedad de plantas, incluyendo el laurel. Estudios científicos han demostrado que el ácido ursólico presente en las hojas y en el aceite esencial de laurel ayuda a reducir el estrés oxidativo y la inflamación del cuerpo. También tiene propiedades antidiabéticas y contribuye a mantener estables los niveles de glucosa en sangre (es un hipoglucemiante natural).
  • Cumarinas: el laurel también posee cumarinas (escopoletina, umbeliferona y 6-metilumbeliferona) que ayudan a reducir la inflamación del cuerpo y nos protegen frente al baño celular. Por ejemplo, se ha demostrado que la umbeliferona tiene propiedades anticoagulantes y es útil para prevenir la formación de coágulos sanguíneos. Otras cumarinas presentes en el laurel, aportan a esta planta sus propiedades antimicrobianas y antifúngicas.

Usos medicinales del laurel.

La Fundación Española de la Nutrición destaca varias propiedades medicinales en el laurel, sobre todo a nivel digestivo. Es rico en cineol y eugenol, dos potentes carminativos que alivian la acidez estomacal y ayudan a reducir los molestos gases. Además, si lo añadimos como ingrediente en las comidas, ayuda a estimular el apetito, facilita la digestión y disminuye los cólicos intestinales.

El laurel también es un buen diurético natural, y nos ayuda a combatir la retención de líquidos y a eliminar toxinas del organismo. Es eficaz para rebajar los niveles altos de ácido úrico.

Otro uso muy conocido del laurel es para aliviar los síntomas de afecciones respiratorias como la tos, el resfriado y la bronquitis. Se cree que, gracias a sus propiedades expectorantes y antimicrobianas, es capaz de reducir la inflamación y el exceso de mucosidad en los bronquios.

Las propiedades antiinflamatorias del laurel también se notan a nivel local. Por ejemplo, podemos utilizar aceite esencial de laurel, diluido en otro aceite vegetal para hacer masajes y aliviar así los dolores musculares o de la artritis. También sirve para disminuir la hinchazón característica del síndrome premenstrual (SPM). Los romanos ya lo utilizaban para este fin, pero hoy en día hemos avalado científicamente sus propiedades.

Por último, como ya te comenté en el apartado anterior, el laurel tiene propiedades hipoglucemiantes. Una investigación del Journal of Clinical Biochemistry and Nutrition asegura que consumir entre 1 y 3 g de hojas de laurel al día ayuda a reducir los niveles de azúcar en sangre, colesterol y triglicéridos en pacientes con diabetes tipo 2.

¿Cómo consumirlo?

Una forma sencilla y segura de consumir laurel es incorporándolo en nuestras recetas de cocina. Podemos usarlo como ingrediente en infinidad de guisos, potajes o aliños.

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Para reducir la inflamación local, puedes aplicar cremas y geles a base de laurel destinados al uso tópico (de venta en farmacias). También podrías recurrir, como ya te mencionamos hace un momento, al aceite esencial de laurel diluido previamente en otro aceite vehicular. En este último caso, deberás dosificarlo con cuidado, ya que este aceite es muy potente y puede ser tóxico en cantidades elevadas o producir irritación en la piel.

El uso medicinal del laurel durante el embarazo o lactancia está desaconsejado. Si vas a conducir, recuerda que cantidades excesivas de esta planta pueden causar somnolencia debido a su efecto calmante.