¿Sabías que los aceites esenciales pueden ser puros o sintéticos?

Los aceites esenciales puros se extraen de las flores, frutos, hojas, semillas o cortezas de la planta. Existen unos 150 tipos diferentes, algunos de ellos se obtienen de plantas tan comunes como el perejil y otros de flores tan delicadas como el jazmín.

Cada aceite esencial puro tiene un aroma y unas propiedades medicinales únicas. Para ello deben proceder de ingredientes naturales y su extracción debe ser lo más limpia posible.

Por otra parte están las llamadas esencias o «aceites esenciales sintéticos». En el siglo XIX los químicos lograron extraer y aislar (sintetizar) los componentes de los aceites esenciales puros. Así descubrieron nuevas moléculas olfativas que imitan a las naturales. Estas esencias sintéticas se utilizan a menudo en la creación de perfumes o saborizantes alimentarios.

Obviamente la elaboración de esencias sintéticas es mucho menos costosa y laboriosa que la obtención de aceites esenciales. Se requieren toneladas de pétalos de rosa para conseguir un litro de aceite esencial de rosas. Otras especies se enfrentan a la extinción como el sándalo blanco de la India y también está el caso de los aceites esenciales de origen animal (como el aceite esencial de almizcle) donde es necesario matar al animal para extraer sus glándulas.

Por estas razones es importante informarnos sobre aquello que compramos; tanto si por motivos éticos queremos prescindir de los aceites esenciales de origen animal, como para asegurarnos de estar comprando aceites esenciales puros y no esencias sintéticas.

¿Cómo distinguir los aceites esenciales puros?

Los aceites esenciales puros carecen de grasa y por lo tanto nunca se rancian. Se evaporan con facilidad, se oxidan con la exposición al aire y son poco densos.

Tampoco se disuelven en agua, por eso se utilizan con alcohol, grasa, en combinación con otros aceites vegetales y ceras.

Además, los aceites esenciales puros tienen una identidad, un aroma y unas virtudes terapéuticas únicas. Algunos son calmantes, otros estimulantes, vigorizantes, etc. El aceite de nerolí o de jazmín pueden aliviar los síntomas de la depresión. La mejorana actúa sobre la ansiedad; la menta mejora nuestra concentración, mientras que el aceite esencial de lavanda se utiliza comúnmente para quemaduras y heridas.

Hay una característica que tienen en común casi todos los aceites esenciales puros, y es su alto poder desinfectante. Son excelentes para tratar problemas bacterianos de la piel o del sistema respiratorio.

A la hora de utilizarlos debes tener cierta cautela, ya que salvo excepciones, los aceites esenciales puros no deben aplicarse directamente sobre la piel (pueden producir irritación debido a su alta concentración) y deben diluirse previamente en otro aceite vegetal que sirva de base.

Tampoco se pueden ingerir ya que resultan tóxicos. Algunos de ellos pueden emplearse en repostería o cocina pero en dosis muy bajas (un par de gotas) para potenciar el sabor de los alimentos.

¿Cómo adultera la industria cosmética los aceites esenciales puros con el fin de abaratarlos?

Las formas más comunes son:

  • Diluyéndolos en alcohol etílico
  • Rebajando la cantidad del aceite esencial más caro por otro más barato (por ejemplo geranio por rosa).
  • Con productos sintéticos como el DPG (Dipropilenglicol), sin olor ni color, muy usado con lavanda o el Fenil-etil-alcohol, componente natural de la rosa damascena y usado para “aumentar” este aceite esencial tan caro.
  • Mezclándolo con esencias sintéticas

Aquí nos referimos exclusivamente a los métodos por los cuales un aceite esencial puro puede ser adulterado con el fin de abaratar su producción. Sin embargo también existen, como dijimos anteriormente, «esencias sintéticas» que son aceites fabricados en laboratorio mediante síntesis molecular. Casi siempre se trata de frutas, por ejemplo: el aceite de albaricoque, de ciruela, de cerezas, de frambuesa, fresa, flor de loto, melocotón, miel, moras o melón. Siempre que veamos un aceite de este tipo, será sintético.

En otros casos existe la duda. Sucede cuando el aceite esencial procedente de la planta es muy caro, por ejemplo el aceite esencial de azahar que se reconstruye muchas veces a partir de cítricos y sintéticos. El aceite esencial de gardenia, de jazmín, de lilas, de magnolia, de rosas, narciso o violetas, también son escasos y caros por lo que pueden estar adulterados con fórmulas sintéticas.

¿Cómo asegurarnos entonces de que compramos un aceite esencial puro? La mejor forma es evitando las perfumerías y grandes almacenes. Compra tu aceite esencial en un herbolario o tienda de cosmética natural y fíjate en el etiquetado del producto, lo mejor es elegir un aceite esencial de procedencia orgánica ya que estos no han sido adulterados ni obtenidos mediante síntesis química.