Llegas a casa cansada y sin ganas de hacer nada: fatiga, debilidad, apatía o nerviosismo son algunos de los síntomas más frecuentes del estrés.


Uno de los mejores métodos para relajarnos y aliviar tensiones es recibir un reconfortante masaje. Si es tu chico quien tiene este detalle contigo, será doblemente estimulante ya que los masajes refuerzan los vículos afectivos y la confianza entre la pareja.

Puedes incluso preparar tus propios aceites caseros para masaje (en este artículo os enseñamos a hacerlo) y de este modo, regenerarás tu piel a la vez que disfrutas y liberas tensiones.

Otra posibilidad es acudir a un spa o contratar los servicios de un masajista profesional. Es importante confirmar que la persona o el centro en cuestión cuente con la acreditación necesaria para ofrecer este tipo de tratamientos, ya que últimamente hay mucho intrusismo en el sector y gente sin preparación de ningún tipo se dedica a brindar este servicio.

Cualquiera puede hacer un buen masaje, sin embargo cuando lo que se persigue es un fin terapéutico, más allá del bienestar físico y emocional, se hace necesario conocer las diferentes técnicas.

El masaje actúa a nivel muscular para producir una respuesta refleja sobre el sistema nervioso y los órganos encargados de regular ciertas funciones metabólicas. Gracias a este método, alcanzamos la armonía entre cuerpo y mente ya que las tensiones acumuladas durante el día se liberan, hasta llegar a un estado de relajación total.

Otros tipos de masaje tienen incluso propiedades analgésicas (ayudan a paliar dolores crónicos), eliminan toxinas (tienen un efecto drenante), son reafirmantes o adelgazantes. En nuestro artículo «Tipos de masaje y sus beneficios» te hablamos de todos ellos. Hoy, en cambio, nos enfocaremos exclusivamente en aquellas técnicas de masaje diseñadas para relajarse y combatir el estrés (aunque sin duda muchos de ellos repercuten beneficiosamente sobre tu belleza).

Los principales son:

Masaje psicoperistáltico

Consiste en distribuir las energías del cuerpo, reestableciendo los fluidos energéticos y reabriendo los canales peristálticos para lograr el equilibrio. Este tipo de masaje ayuda a relajarse, mejora la respiración y la textura de la piel.

Drenaje linfático

Activa la circulación de la linfa hacia los ganglios linfáticos. Se realizan para ello movimientos de presión y descompresión. Alivia los edemas y mejora la retención de líquidos.

Shiatsu

Tiene su origen en Japón. Con el paciente tumbado sobre una colchoneta, se realizan movimientos de digitopresión sobre los meridianos por los que circula la energía del cuerpo. Gracias a esta modalidad de masaje es posible aliviar la tensión muscular, mejorar la circulación sanguínea y revitalizar cuerpo y mente.

Reflexología podal (masaje de pies)

En los pies se encuentran terminaciones nerviosas capaces de enviar estímulos reflejos a cualquier parte del cuerpo. Una sesión de este tipo de masaje te ayudará mucho a combatir el nerviosismo y el estrés tras una dura jornada de tensiones en el trabajo, la escuela, etc.

Masaje tailandés

Es una práctica milenaria que combina conocimientos de diferentes disciplinas como la medicina tradicional china, el Ayuvedra, el yoga o el budismo. Tiene una finalidad terapéutica, siendo capaz de mejorar estados físicos y emocionales: fatiga, estrés, insomnio, contracturas musculares, etc.

En resumen, existen muchas modalidades de masaje aunque casi todas ellas actúan a nivel neurosensorial: unas trabajan más sobre músculos para liberar tensiones mientras que otras se centran en movilizar el flujo sanguíneo y las energías bloqueadas para producir un bienestar emocional. Es importante por lo tanto, identificar nuestro problema y buscar un masajista que conozca la técnica más indicada para nuestro caso.