A pesar de ser algo tan natural, hasta hace pocos años la menstruación era un tema tabú en la sociedad. Las mujeres veíamos la regla como un “castigo de nuestra biología” que había que soportar con resignación. Tal vez por este motivo, aceptábamos los productos higiénicos sanitarios que nos recomendaban nuestras madres o amigas sin plantearnos si existían otras alternativas más prácticas y económicas.

Penélope Phillips Howard, profesora de la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool comenta que: “A pesar de que existen 1.900 millones de mujeres en todo el mundo en edad de menstruar y que pasan un promedio de 65 días al año con el flujo sanguíneo menstrual, hay pocos estudios que comparen productos sanitarios”.

 ¡Pues esto es precisamente lo que haremos en nuestro artículo de hoy! Te hablaremos de diferentes productos sanitarios como las compresas, los tampones y la copa menstrual. Además, te explicaremos por qué este último método es una alternativa segura y sostenible que cuenta con el visto bueno de la comunidad científica y de un gran número de ginecólogos en todo el mundo.

Compresas y tampones, los productos sanitarios más tradicionales.

Son los métodos más conocidos para gestionar nuestra regla.

Los tampones son pequeñas almohadillas cilíndricas que se insertan en la vagina para absorber la sangre menstrual.

Las compresas en cambio, se pegan a la ropa interior y recogen el flujo a medida que va saliendo de nuestro cuerpo.

Su mayor inconveniente es que son productos caros, desechables y que causan un gran impacto ambiental. Por ejemplo, una mujer suele tener 450 ciclos menstruales desde la primera hasta la última regla lo que significa que utilizará unas 760 cajas de compresas a lo largo de su vida (sobre 1.892 euros) o unas 285 cajas de tampones (alrededor de 1.050 euros). Además de ser un gasto considerable, nuestro planeta también paga parte de la factura. Un paquete de compresas tiene la misma cantidad de plástico que cuatro bolsas de supermercado. Para colmo, algunas marcas contienen químicos como el rayón que contaminan las aguas subterráneas.

¿Existe una alternativa para tanto desperdicio? Así es, y se llama “copa menstrual”.

¿Qué es la copa menstrual?

La copa menstrual es un recipiente en forma de embudo que se introduce en el interior de la vagina y recoge el flujo menstrual. En realidad, no es un invento nuevo, las primeras se fabricaron finales del siglo XIX.

Sin embargo, la copa menstrual actual no tiene nada que ver con aquellos diseños rudimentarios. Están hechas de silicona de grado médico (hipoalergénica) o de látex. Puedes llevarla hasta 12 horas puesta, y es capaz de recoger más sangre menstrual que los tampones o compresas.

Las investigaciones actuales confirman que es un producto seguro para la salud económico y amigable con el medioambiente.

Seguridad de la copa menstrual.

Un estudio publicado en la revista Lancet Public Health avala su seguridad tras estudiar su uso en 3.319 mujeres de diferentes edades. No produce alergias y no se relaciona con el síndrome de choque tóxico.

Eso sí, para evitar infecciones, hay que seguir unas pautas de higiene durante su uso y que consisten en lavarse las manos al colocarla y al retirarla. Después de cada cambio, simplemente la enjuagamos con agua tibia. Al finalizar el ciclo menstrual es necesario esterilizarla y hervirla. Luego, la guardaremos en la bolsita de algodón del fabricante, y estará lista para volver a usarla el próximo mes.

Sostenibilidad

Según un estudio elaborado por Women’s Environmental Network (WEN) tan sólo en Reino Unido las compresas y tampones generan 200.000 toneladas de basura al año.

La copa menstrual es reutilizable. Si se usa adecuadamente, puede llegar a durar hasta 10 años. Esto significa la retirada de 2.400 compresas por copa.

Un producto económico.

Por último, la copa menstrual también supone un ahorro para tu bolsillo. Una vez que la compras no tendrás que gastar más dinero en otros productos sanitarios. En 1-2 años habrás amortizado su precio y, además, evitarás esas incómodas situaciones cuando te baja la regla y no tienes nada para ponerte. Tu copa menstrual siempre estará guardada y a mano ante cualquier emergencia.

¿Es mejor la copa menstrual o las compresas?

Sólo tú puedes decidirlo, aunque hay una realidad que no se puede negar: las compresas son mucho más contaminantes. Además, suelen producir malos olores. El flujo menstrual no tiene un olor desagradable, pero cuando la sangre sale de tu cuerpo y queda atrapada en las fibras de celulosa de la compresa, se oxida y aparece el mal olor.

Aun así, si siempre has utilizado compresas acostumbrarte a la copa menstrual puede ser un poco complicado al principio. Es posible que antes de aprender a colocarla correctamente los primeros intentos sean fallidos.

Te recomendamos seguir los consejos del fabricante para elegir la talla adecuada. Normalmente miden entre 4-6 cm de lago y de 3-5 cm de diámetro. Las más pequeñas se adaptan anatomía de las mujeres jóvenes y las de mayor tamaño están pensadas para mujeres mayores de 30 años o que han tenido un parto vaginal.

La forma y flexibilidad varía dependiendo del material y de la marca. Algunas de las más conocidas son Enna Cycle, Freeda, Lily Cup o Organic Cup (puedes comprarlas en este sitio web https://www.dosfarma.com/higiene/higiene-intima/menstruacion/copa-menstrual). Merece la pena pedir consejo a tu ginecólogo y probar más de un modelo para encontrar una copa que sea cómoda para ti.

¿Es una buena opción para todas las mujeres?

La copa menstrual está desaconsejada en mujeres con problemas del suelo pélvico. Tampoco se recomienda si existe una infección vaginal o una infección de orina.

Algunas alternativas ecológicas si no puedes usar la copa menstrual son las compresas de tela o las bragas menstruales.