Si han comenzado a aparecer pequeñas arrugas de expresión en tu rostro pero aún es demasiado pronto para pasar por el quirófano y someterte a un lifting convencional o si, simplemente, no eres amiga de este tipo de cirugías y solamente deseas mejorar la apariencia de tu piel; la medicina estética te ofrece una alternativa segura, sin cicatrices y más económica que la primera opción: la mesoterapia facial.

¿En qué consiste?

La mesoterapia facial consiste en la infiltración de sustancias a nivel subdérmico, capaces de regenerar los tejidos que conforman la estructura de tu piel, alisar las pequeñas arrugas y conseguir un aspecto más descansado.


Al estimular la producción de colágeno y elastina, mejora también sensiblemente la flexibilidad de la epidermis. La sensación de tirantez se reduce y, salvo en los casos en los que existe un descolgamiento evidente, la flacidez facial se corrige parcialmente.

Algunos de los concentrados que se inyectan son antioxidantes, aminoácidos, minerales o ácido hialurónico. Estas sustancias actúan reactivando los niveles de actividad celular bajo la dermis de un modo mucho más rápido y directo a cómo lo harían los cosméticos.

Resultados

Los resultados de la mesoterapia facial son visibles desde la primera sesión ya que la piel se tensa, se oxigena y mejora su textura y suavidad. Sin embargo son necesarias un total de cuatro a seis sesiones para disminuir las arrugas y la flacidez.

A partir de entonces, si lo deseamos, podemos hacer un mantenimiento cada tres meses para que sea más duradera o bien combinarla con otros tratamientos estéticos como el peeling o la luz pulsada.