En los últimos meses del verano, crecen las demandas de tratamientos antiaging sin cirugía en las clínicas de medicina estética. Una de las sustancias inyectables más seguras para rellenar arrugas y las líneas de expresión del surco nasogeniano es el ácido hialurónico.


La constante búsqueda de los laboratorios de nuevas sustancias biocompatibles ha conducido a la aparición de un nuevo remodelador facial compuesto por partículas de betafosfato tricálcico (β-TCP) suspendidas en un gel de ácido hialurónico no reticulado que al ser infiltrado de forma subcutánea permite rellenar las arrugas y redefinir el contorno facial cuando éste ha perdido firmeza y presenta cierto grado de flacidez.

¿Cómo actúa este nuevo producto?

El secreto de su eficacia se basa en la acción inmediata del ácido hialurónico que crea un efecto tensor y de las propiedades restauradoras de las partículas de Beta-Fosfato Tricálcico que reparan la estructura de los fibroplastos, las células encargadas de fabricar el colágeno y la elastina.

Este nuevo tratamiento estético no tiene apenas cointraindicaciones y se realiza de forma ambulatoria. La duración aproximada es de un año. A partir de entonces, las partículas de fosfato y calcio se degradan paulatinamente y son reabsorbidas por el organismo que las elimina por los procesos metabólicos habituales.