Una de las confusiones más habituales al identificar nuestro tipo de piel es pensar que es de naturaleza seca cuando en realidad está deshidratada o a la inversa. Esto sucede porque en ambos casos aparecen sensaciones similares: tirantez en el cutis y textura áspera.


Sin embargo, desde el punto de vista de su constitución la piel seca y la piel deshidratada son diferentes entre sí.

Piel seca

La piel seca se caracteriza por una carencia de lípidos, indispensables para una buena cohesión entre las células. Como consecuencia, la película hidrolípica de la superficie está alterada y la capa córnea que es la barrera protectora de la piel contra agresiones externas, está más debilitada.

¿Quieres saber si tu piel es seca? Observa estas características:

  • Poros invisibles: debido a la poca actividad de las glándulas sudoríparas.
  • Falta de elasticidad: con la yema de los dedos, empuja ligeramente la piel hacia arriba. Si se forman líneas sutiles, posiblemente tengas la piel seca.
  • Textura opaca, apagada y sin brillo.
  • Arrugas prematuras
  • Tendencia a escamarse, sobre todo tras tomar el sol.
  • Suele ser más delgada de lo habitual y esto la convierte en especialmente sensible ante cualquier agresión externa (reacciona inmediatamente al aplicar cosméticos inadecuados, cambios de temperatura, exposición solar, etc).

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Para cuidar este tipo de piel es esencial hidratarse desde el interior bebiendo al menos ocho vasos de agua al día.

Evita también los cambios bruscos de temperatura, el frío o el viento. Es aconsejable mantener un nivel de humedad aceptable en nuestro hogar. Si vives en un clima demasiado seco y notas siempre tu piel tirante, considera comprar un humidificador para tu casa u oficina.

Los cosméticos son tus mejores aliados para proteger tu cutis e impedir que pierda más agua. Utiliza cremas nutritivas y especiales para las pieles secas. En invierno es aconsejable apostar por las cold-creams, mucho más cubrientes y protectoras al menos durante el día.

No abuses en ningún caso de las exfoliaciones para no dañar en exceso la epidermis y elige limpiadoras suaves con base de aceite vegetal para usar a diario.

Huye en todo caso de los tónicos y lociones formulados a base de alcohol ya que resecarían todavía más tu fina piel.

Piel deshidratada

Tiene su origen en una falta de agua, no de lípidos. No depende de la naturaleza de la piel, incluso puede ser grasa y estar deshidratada. Frecuentemente se debe a causas externas como cambios hormonales, cosméticos inadecuados, no beber suficiente agua, cambios bruscos de temperatura, etc. Una vez que identificamos sus causas y la tratamos, la piel deshidratada recupera su buen aspecto.

Algunas características que la identifican:

  • Textura áspera y reseca
  • Sensación de tirantez en el rostro
  • Sensibilidad al agua caliente

¿Qué hacer y qué no hacer para cuidar la piel deshidratada?

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En primer lugar es imprescindible proteger tu piel diariamente para evitar que se corrompa la película hidrolípida que la recubre y en consecuencia se altere el PH de tu epidermis.

  • Evita el agua caliente: a la larga provoca flacidez y sequedad en la piel. Según la doctora Megan Moore, dermatóloga del Centro Médico Montefiore, en Nueva York, nuestra piel contiene proteínas y grasas especiales que forman una barrera protectora y conservan la humedad para protejernos de agresiones externas. El contacto prolongado con el agua caliente puede privar a la piel de su protección natural.
  • Dureza del agua: aguas demasiado calcáreas pueden irritar o resecar tu piel. Averigua el nivel de calcio que tiene el agua que usas habitualmente en tu higiene facial ya que podría ser una de las causas de tu problema dermatológico.
  • Aire acondicionado o calefacciones dentro del hogar: ambos pueden ser causa de que la piel se reseque al absorber parte de su humedad natural.
  • Alimentarse bien: una dieta desequilibrada o no beber suficiente agua se refleja en una piel reseca y marchita. Debes consumir diariamente alimentos ricos en vitamina E y Omega-3 (aceite de oliva, espinacas, brócoli, pescado, germen de trigo, nueces) para conservar una piel saludable y bonita. Las frutas y en especial los cítricos son ricos en antioxidantes y vitaminas que ayudan a oxigenar las células y a tener un cutis más luminoso y terso.
  • Ayuda cosmética: muchas veces la piel deshidratada es una consecuencia de la falta de cuidados. Aunque tengas la piel grasa o mixta, recuerda que es muy importante hidratarla diariamente y protegerla contra el sol. Una mascarilla semanal a base de aguacate o clara de huevo puede ayudarte a mantener su flexibilidad y firmeza.
  • Stop tabaco: sin mencionar lo perjudicial que resulta para la salud, el cigarrillo es una de las causas más comunes del envejecimiento prematuro de la piel. Pero mucho antes de evidenciar las arrugas, aparece la deshidratación y sensación de sequedad. Deja que tu piel respire y trata de erradicar este mal hábito cuanto antes.