Usos del incienso

La palabra incienso (en griego thumiama) procede del latín «incendere» (quemar) y designa una sustancia aromática que se obtiene de ciertos árboles resinosos de la familia de las burseráceas cuyas exudaciones, al ser quemadas, despiden buen olor.

El incienso se conoce desde tiempos muy remotos y era utilizado en ofrendas religiosas, para ahuyentar a los espíritus malignos o para alejar enfermedades.

Se creía que su aroma agradaba a los dioses y al ser quemado, los ruegos de los hombres mimetizados con el humo ascendían hasta las divinidades.

En el Antiguo Egipto se utilizaba para embalsamar y en los tiempos bíblicos, acompañaba a los sacrificios que se realizaban en el templo de Jerusalén, donde existía un lugar especial para la quema de incienso (los únicos que poseían el privilegio de ofrendarlo eran los sacerdotes).

La práctica de quemar incienso aparece también en la liturgia cristiana alrededor del año 500 d.C. (al principio sólo realizaba este rito la Iglesia de Oriente).

Esta práctica continúa siendo habitual a día de hoy en las iglesias ortodoxas. El incienso sirve para purificar el altar, los utensilios de culto y para rendir honor y gloria a Dios.

Curiosamente, la forma de los incensiarios se inspira en la arquitectura religiosa. Muchos de ellos representan la forma característica de las cúpulas bizantinas.

El ingrediente principal de los granos de incienso es una sustancia resinosa que se extrae de diferentes arbustos que crecen en ambas orillas del mar Rojo y de los golfos de Suez y de Aqaba, en el noroeste de África (Somalia) y en la India. Para obtener esta resina se hacen diferentes incisiones a las cortezas. Este incienso obtenido artificialmente se llama incienso hembra, mientras que el que produce la planta naturalmente se llama incienso macho u olibano (el más puro y de mayor calidad). Su comercio era uno de los más lucrativos durante la Edad Media, ya que se trataba de un artículo de lujo, sumamente valioso y apreciado.

El uso que se le daba principalmente en el mundo antiguo era ritual. Los egipcios lo quemaban en sus casas, en los templos, y lo utilizaban también en las ceremonias funerarias creyendo que el alma del difunto ascendía con el humo.

Plinio relata que el emperador Nerón mandó quemar la cosecha de incienso de Arabia de todo un año durante los funerales de su esposa Popea en el año 65.

Además, el incienso se empleaba para fabricar cosméticos y medicinas. Por ejemplo en la Antigua China se empleaba para curar los males respiratorios.

Hoy en día se sigue usando en aromaterapia para fomentar la concentración, el equilibrio emocional o purificar el ambiente.

Os dejamos con un vídeo explicativo de los diferentes tipos de incienso e incensiarios donde nos explican cómo elegir nuestro incienso y utilizarlo correctamente.