La cirugía de injerto de piel es un tipo de cirugía reparadora que se utiliza para reconstruir zonas extensas de tejido cutáneo en caso de heridas, quemaduras, enfermedades o defectos congénitos. Para practicarla es necesario extraer una porción de piel sana de otra parte del cuerpo y transplantarla en la zona afectada.
La piel es un tejido vital que nos protege frente a infecciones, lesiones y deshidratación. En este sentido, el injerto de piel sería una forma eficaz de solucionar diferentes condiciones médicas. La finalidad de la intervención es proteger las estructuras subyacentes y garantizar el efecto barrera de la piel. Además, este procedimiento quirúrgico tiene también un propósito estético. El cirujano tratará en la medida de lo posible de mejorar la apariencia de la zona afectada por el trauma o la enfermedad, recuperando así la autoestima del paciente y evitando posibles secuelas psicológicas como la depresión.
¿Cómo se realiza la cirugía de injerto de piel?
Antes de la cirugía el especialista realizará una evaluación médica completa para determinar si el paciente es apto para el procedimiento. Es posible que deba interrumpir la toma de ciertos medicamentos y el consumo de alcohol unas semanas antes de operarse.
La intervención se realiza casi siempre bajo anestesia general. Primero el cirujano selecciona la zona donante de la que extraerá tejido sano (suele estar oculta bajo la ropa, por ejemplo las nalgas o la parte interna del muslo). Luego, el tejido obtenido se extiende con cuidado y se sutura en el área receptora. A continuación, se coloca un vendaje estéril de 3-5 días.
En cuanto a la zona donante, si se tomó un injerto de espesor parcial, puede dejarse abierta para que cure por sí sola.
Si la cirugía se realizó correctamente, el tejido transplantado recuperará el flujo sanguíneo y se revascularizará, es decir, podrá sobrevivir en la nueva localización.
Tipos de injerto de piel
Hay dos tipos de injerto de piel: parcial y total.
El injerto parcial es el más común. Consiste en extraer una delgada capa de piel entre 0,2 mm. y 0,4 mm. (para que te hagas una idea, como una peladura de patata). Es en su mayor parte tejido epidérmico, aunque debe llevar también una capa de la dermis superficial ya que es en esta región donde se localizan los vasos sanguíneos que hacen posible la irrigación de los tejidos. Los injertos que son solamente epidérmicos suelen fracasar porque la epidermis carece de vasos sanguíneos propios.
Las personas con una pérdida de tejido más profunda necesitarán un injerto de piel de grosor total. Esto involucra extirpar tejido de la zona donante hasta un plano más profundo (dermis reticular). Los bordes de la zona donante se aproximan mediante sutura directa. En la zona transplantada podrá apreciarse una fina línea bordeando el perímetro de la incisión. La cicatriz mejorará con el tiempo si se cuida adecuadamente siguiendo los consejos del cirujano.
Los injertos de piel de grosor total están especialmente recomendados para zonas muy visibles como la cara. Esto se debe a que los injertos parciales pueden producir retracciones sobre el lecho receptor y si esto sucede, el resultado estético sería poco satisfactorio. En cambio, los injertos de grosor total muestran una mejor cobertura y una retracción menor.
Por el contrario, los injertos parciales son los más indicados cuando el área afectada es muy extensa. En estos casos el cirujano suele emplear una técnica de mallado (por ejemplo, la técnica de mallado de Tanner y Vandeput). Gracias a esto es posible aumentar hasta tres veces el tamaño de piel que se obtiene de la zona donante, aunque sus resultados no son tan estéticos.
Otra alternativa interesante en el caso de las heridas extensas es utilizar sustitutos dérmicos sintéticos en combinación con los injertos de piel autólogos.
¿Son lo mismo los injertos de piel y la cirugía de colgajo dérmico?
Son intervenciones quirúrgicas similares, pero no iguales.
La cirugía de colgajo es una técnica reconstructiva que se utiliza para recuperarse de las consecuencias de una lesión traumática o de una cirugía plástica mal hecha. El colgajo no incluye solamente piel sino también tejido adiposo y a veces incluso tejido muscular. Existen diferentes técnicas de colocación y, por lo general, es un procedimiento más complejo.
¿Cómo cuidarse después de una cirugía de injerto de piel?
Una vez en casa debes seguir al pie de la letra las instrucciones que te haya dado el cirujano. Es normal tener inflamación y hematomas en la zona del injerto durante las primeras semanas. Posiblemente, tu médico te recetará analgésicos para aliviar el dolor.
Deja los apósitos puestos a menos que te indiquen lo contrario. Evita tocar la zona de la incisión con los dedos y lávate siempre las manos antes de cambiar el apósito. No permitas que el sudor o la suciedad entren en contacto con la herida.
Si el injerto fue parcial, podría supurar de dos a tres días, pero si se presenta sangrado es recomendable comentar este hecho a tu cirujano.
Además, deberías dejar de fumar mientras la piel cicatriza por completo ya que la nicotina entorpece la circulación de la sangre.
Riesgos y posibles complicaciones de la cirugía de injerto de piel.
La mayoría de los injertos de piel son exitosos, pero en algunos casos no sanan bien. Si no existe una buena vascularización en el lecho de la zona transplantada o no se siguen los cuidados higiénico-preventivos adecuados, podrían darse complicaciones.
Las más habituales son:
- Hemorragias
- Infecciones
- Coloración diferente (efecto parche)
- Cambio del aspecto de la piel en la zona del injerto.
- Lesión en los nervios
- Pérdida parcial o total del injerto
Es importante llevar un buen control post-quirúrgico de la intervención y comentar a tu médico cualquier anomalía que detectes, ya que si se trata a tiempo es posible ponerle solución con fármacos o algún tratamiento dermatológico adicional.