Hacer mascarillas caseras es fácil y económico. En función de nuestro tipo de piel, podemos elaborar mascarillas con propiedades hidratantes, seborreguladoras, remineralizantes, antifatiga, purificantes, etc. Hoy te hablaremos de estas últimas y te recomendaremos algunos de los ingredientes más adecuados para su formulación.


¿Cómo preparar en casa una mascarilla purificante?

Para hacer una mascarilla purificante emplearemos ingredientes con propiedades antisépticas y astringentes. Algunos de los más utilizados son los siguientes:

Carbón activo

Conocido como «polvo mágico», el carbón activo ha sido utilizado durante años como agente purificador del agua, del aire y también de los productos cosméticos. Las mascarillas de carbón activo eliminan la suciedad acumulada en los poros y absorben el exceso de grasa. Si tienes muchas impurezas en el cutis, el carbón activo podría ser la solución para lucir una piel limpia y cuidada.

Arcilla verde

Tiene propiedades depurativas, desintoxicantes, desinfectantes y calmantes. Impide la proliferación bacteriana y tiene un efecto refrescante sobre la piel. Por estas razones, las mascarillas de arcilla verde son indispensables para el cuidado de las pieles grasas y con tendencia al acné.

Arcilla blanca (caolín)

Al igual que sucede con la arcilla verde, la arcilla blanca tiene también un gran poder desintoxicante, antibacteriano y cicatrizante. Se diferencia de la arcilla verde en que es algo menos astringente lo que la hace más adecuada para el cuidado de la piel sensible.

Además, la arcilla blanca aporta luminosidad al cutis y favorece la regeneración celular, dejando la piel suave e hidratada.

Otros ingredientes que puedes añadir a una mascarilla purificante

Las arcillas y el carbón activo son buenas soluciones para eliminar el exceso de suciedad y células muertas, pero además podemos agregar a nuestra mascarilla purificante otros ingredientes que favorezcan la hidratación y nutrición celular. Por ejemplo, el aloe vera destaca por sus propiedades cicatrizantes, calmantes y antiinflamatorias, siendo un ingrediente ideal para el cuidado de las pieles acneicas. Los hidrolatos y aguas florales (agua de rosas, agua de hamamelis, hidrolato de romero) le aportarán propiedades astringentes y antibacterianas a nuestra mascarilla purificante aunque no favorecen su conservación (si nos sobra producto tendremos que guardarlo en la nervera o agregar un conservante cosmético a la fórmula).

Si vas a añadir un aceite vegetal, evita aquellos de consistencia más pesada como el aceite de coco o el aceite de girasol ya que engrasan más las pieles con exceso de sebo. Opta en su lugar por el aceite de jojoba (ideal para las pieles grasas por su consistencia ligera), aceite de caléndula o aceite de manzanilla (con propiedades calmantes y antiinflamatorias).

Por último, en lo que respecta a los aceites esenciales, elegiremos aquellos que tienen propiedades antisépticas y antibacterianas como el aceite esencial de menta, aceite esencial de árbol de Té, aceite esencial de limón, etc. Otra opción a tener en cuenta es el aceite esencial de lavanda que por su poder calmante y cicatrizante es ideal para todo tipo de pieles, sobre todo para aquellas que son propensas a sufrir brotes de acné.