Si no tienes mucha práctica a la hora de maquillarte y la mayoría de las veces no quedas conforme con los resultados, no desesperes… Con un poco de empeño y paciencia conseguirás dominar la técnica y aprenderás a resaltar tus mejores facciones para verte mucho más guapa.


Es común que en los primeros intentos cometamos muchos errores. En nuestro artículo de hoy no haremos un extenso tutorial sobre las técnicas para lograr un maquillaje profesional; pero sí te daremos algunos truquitos muy útiles que marcarán la diferencia y que son extensibles tanto a los maquillajes de día como a los maquilles de noche o a los looks de fiesta.

Aprende a elegir y a usar los productos de maquillaje.

En primer lugar, y como ya os comentamos en más de una ocasión, es imprescindible preparar nuestra piel para el maquillaje (en este artículo os enseñamos a hacerlo).

Una vez completado este paso, es hora de aplicarnos la base. Muchas mujeres se preocupan por encontrar el color más indicado para su cutis pero no toman en cuenta su tipo de piel a la hora de elegir el producto idóneo. Las bases fluidas con cobertura media son ideales para todo tipo de pieles (en especial para la piel madura) , son más fáciles de extender (puedes hacerlo con la yema de tus dedos) y si no abusas de la cantidad de producto, el acabado es muy natural. Las bases en crema están especialmente pensadas para pieles secas. Ofrecen una mayor cobertura pero son más difíciles de aplicar (es mejor hacerlo con una esponjita de látex). Si eliges cualquiera de estas dos presentaciones, es recomendable revisar su composición y comprobar que sea un producto libre de aceites (oil-free) para que no tapone tus poros y no cree indeseados brillos. Por otra parte, están las presentaciones en forma de polvo compacto. Son las menos cubrientes y por lo tanto son ideales para chicas jóvenes que tienen la piel más grasa pero con pocas imperfecciones y también para llevar en verano. Se aplican con ayuda de una brocha y para conseguir un resultado uniforme es muy importante humectar previamente tu cutis.

Para un rostro luminoso y para resaltar tus rasgos más bonitos, utiliza una sombra clara bajo el arco de tus cejas y en el lagrimal. Conseguirás afinar también tus facciones colocando un poco de corrector claro en el tabique nasal, en el centro de la barbilla y en la parte más prominente del pómulo. Luego, tendrás que difuminarlo muy bien.

Los ojos son una de las partes que requieren más atención. Si somos inexpertas, tendemos a saturar de maquillaje esta zona sobrepasando el dramatismo en la mirada, o bien puede ser que no encontremos el tipo de sombreado más adecuado a nuestra forma de ojo. La maquilladora Silvia Quirós nos enseña en su canal de Youtube algunos trucos muy sencillos para conseguir el efecto óptico deseado. Si el párpado superior está caído, es necesario remarcar la separación del párpado móvil por encima de su línea natural. Los ojos muy separados deben maquillarse llevando la mayor cantidad de sombras hacia el lagrimal. Por el contrario, los ojos demasiado juntos pueden alejarse ópticamente si llevamos el sombreado hacia la parte externa del ojo. Para los ojos tristes, lo mejor es hacer una colita con el delineador hacia arriba; mientras que los ojos muy hundidos, deben maquillarse siempre con sombras claras.


Otro detalle muy importante a tener en cuenta son las cejas. No es suficiente con depilarlas para darles una forma armoniosa. Se recomienda, además, peinarlas antes de maquillarse para que se vean más parejas.

Lo mismo podría decirse de las pestañas. Si además de más largas y espesas deseas que se vean rizadas y bonitas, utiliza un rizador de pestañas de calidad. Casi todas tenemos una máscara de pestañas en nuestro neceser de maquillaje, pero no siempre elegimos aquella que más nos conviene. Cuanto más grueso sea el cepillo aplicador, más espesará nuestras pestañas. Si además de poco pobladas son cortitas, es mejor usar máscaras con base alargadora. Si buscas un acabado más natural, dale dos pasadas a tus pestañas: una de la raíz a las puntas y, la segunda, solamente en las puntas.

El colorete es opcional, aunque no conviene subestimar sus posibilidades a la hora de marcar nuestros pómulos y adelgazar ópticamente la cara.

Los labios deben maquillarse siempre al final. Si tienen pielecitas, no te olvides de exfoliarlos previamente para que el labial se distribuya de modo uniforme. Aplica por el contorno de tu boca unos toquecitos de iluminador claro y difumínalos con la base utilizando la yema de los dedos. Toma un delineador del mismo color que el labial y marca su contorno. De este modo, redefiniremos la forma de nuestra boca corrigiendo posibles imperfecciones. Por último, aplica el color (mejor con un pincelito). Si se trata de un brillo labial, ten cuidado de no pasarte ya que es un producto que se corre con facilidad.