Si debido a un accidente, una quemadura o una cirugía, tu rostro ha quedado marcado por una antiestética cicatriz, posiblemente te interese conocer los últimos tratamientos estéticos a los que puedes recurrir para mejorar su apariencia.
Como bien sabrás, no es posible eliminar por completo una cicatriz pero gracias a los avances que ha experimentado la medicina estética en las últimas décadas, hoy por hoy, dependiendo del grado y del tipo de cicatriz que tengas, los cuidados posteriores que hayas tenido durante el período de curación, etc., se puede conseguir, en la mayoría de los casos, que pasen muy desapercibidas.
En nuestro artículo de hoy te hablaremos de las técnicas más eficaces para tratar las cicatrices de forma no invasiva. Pero antes aclararemos algunos conceptos y te informaremos un poco sobre los tipos de cicatrices que suelen intervenirse y de los factores que determinan la apariencia final de una cicatriz.
¿Qué es una cicatriz?
Una cicatriz es el resultado de la culminación del proceso de regeneración de los tejidos que experimenta nuestro cuerpo cuando la piel sufre una lesión: corte, herida, quemadura…
La piel es una barrera que nos protege contra las agresiones externas: gérmenes, bacterias y agentes contaminantes que podrían causar un daño a nuestro organismo. El sistema inmunológico actúa de forma inmediata reparando las estructuras dañadas, creando el tejido cicatrizal. Este proceso curativo se realiza gracias a la acción del colágeno que producen los fibroplastos de las células cercanas a la herida.
Las lesiones y heridas muy pequeñas, se reparan en pocos días sin dejar ninguna huella. En cambio, si la herida es profunda o si existe pérdida de tejido como en el caso de las quemaduras, la cicatrización es más complicada.
Por lo general, en estos casos, la curación total y el aspecto final de la cicatriz no puede valorarse hasta pasados 12-18 meses. Es en este momento y no antes, cuando el dermatólogo debe valorar la posibilidad de recurrir a los tratamientos estéticos reparadores.
En los tres primeros meses, la cicatriz tiene un color rojizo y se ve abultada. Transcurrido este tiempo, comienza a aplanarse y a volverse blanca, aunque nunca desaparece por completo. El nuevo tejido formado no tiene tanta elasticidad como la piel normal y contiene menos pigmentos de melanina (lo que explica su color blanquecino). Aun así, se estima que si se siguen los cuidados indicados, puede recuperar hasta el 80% de su resistencia original.
La apariencia final de una cicatriz dependerá por lo tanto de varios factores:
- Edad
- Genética
- Otros factores: tabaquismo, alcohol, alimentación…
- Lugar donde esté localizada: la piel del rostro es más delgada que la del resto del cuerpo. Además, inevitablemente tendemos a fijarnos más en las cicatrices de nuestra cara y a veces nos parece que están peor de lo que realmente aparentan.
- Profundidad de la herida: cuanto más profunda sea la lesión, más marcada será su cicatriz. También influye mucho en este hecho que el corte sea limpio. Las cicatrices quirúrgicas que aparecen, por ejemplo, como consecuencia de un lifting facial, además de estar muy escondidas, son muy delgadas ya que el cirujano hace con el bisturí un corte muy preciso que luego sutura debidamente.
Complicaciones en el proceso de cicatrización
Las cicatrices que aparecen como resultado de una intervención quirúrgica, rara vez crean alguna limitación funcional o presentan problemas de cicatrización cuando reciben los cuidados adecuados. En cambio, cuando la herida es consecuencia de un accidente, sobre todo si es severa y no recibe atención inmediata, puede sufrir complicaciones en el proceso de curación: adherencias, infecciones, etc., que entorpecen la regeneración natural de los tejidos.
La primera semana posterior al accidente o lesión, es crucial para garantizar una cicatrización satisfactoria. Las cicatrices deben ser supervisadas por personal médico o de enfermería. Es importante cubrir la herida con un esparadrapo de papel y cambiarlo a diario para aislar los tejidos dañados de las bacterias y agentes contaminantes del exterior. Por el mismo motivo, se recomienda también no mojar la zona afectada y aplicar varias veces al día una pomada con propiedades bactericidas que debe ser recetada por tu médico.
Pasados 15 días, la capa de piel nueva comienza a regenerarse. En un comienzo es muy delgada, fina, seca y poco resistente. Es importante utilizar productos cosméticos hipoalergénicos o totalmente naturales como el aceite de rosa mosqueta para nutrir en profundidad la epidermis y favorecer la regeneración de los tejidos. Durante los primeros meses, trataremos de no exponer la zona afectada al sol y usaremos un bloqueador solar de pantalla total, incluso si el día está nublado, para evitar que se pigmente.
Pese a todos estos cuidados, es posible que existan anomalías en el proceso de cicatrización. Los motivos son muy diversos pero los factores genéticos y la edad tienen mucho que ver en estos casos, ya que la cicatrización es, al fin y al cabo, una respuesta de nuestro sistema inmunológico ante una agresión que sufre nuestro cuerpo.
En una cicatriz normal, los fibroplastos forman un puente a ambos lados de la herida, permitiendo que el tejido nuevo (epitelio) crezca sobre ellos. A veces, los fibropastos producen una cantidad excesiva de colágeno, haciendo que la piel nueva sobrepase los límites de la herida y tome una forma abultada. Son las denominadas cicatrices queloides.
También puede ocurrir que la cicatriz se mantenga elevada y protuberante, semejándose a una cuerda gruesa pero sin exceder los límites de la herida original. Entonces, estamos ante una cicatriz hipertrófica.
Por el contrario hay veces en que la producción de colágeno es deficiente y la nueva capa de piel es demasiado delgada, toma un color blanquecino y puede verse deprimida (como una estría). Son las llamadas cicatrices atróficas.
La cicatriz puede tratarse durante el primer año de su formación con remedios de uso tópico (cremas, geles, pastas y ungüentos que deben ser recetados por tu dermatólogo o bien remedios naturales como el aceite de rosa mosqueta). No se hace recomendable aplicar otro tipo de tratamientos o cirugías no invasivas hasta concluir el año, ya que durante ese período el proceso curativo no ha concluido.
Una vez pasado este tiempo prudencial, tu dermatólogo puede plantearte corregir la cicatriz sometiéndote a algún tratamiento estético: LPG, ultrasonidos, inyecciones, etc. Las cicatrices queloides por ejemplo, exigen un tratamiento dermatológico para reducir su tamaño, ya que durante su crecimiento invaden tejidos vecinos sanos. En algunos casos, se requiere la extirpación de la cicatriz y una nueva sutura, aunque no siempre se hace necesario recurrir a este método.
A continuación, te informaremos de cuáles son los tratamientos estéticos más eficaces en el caso de las cicatrices faciales.
Tratamientos estéticos para las cicatrices del rostro
Dependiendo del tipo de cicatriz, de la causa que la haya provocado y de su antigüedad, el dermatólogo puede decidirse por uno de estos tratamientos:
Corticoesteroides
Están indicados en el caso de las cicatrices queloides. Aumentan la actividad de la enzima colagenaza que rompe las fibras de colágeno reduciendo así el abultamiento anormal de la cicatriz.
Peelings químicos
Los peelings intensos a base de fenol son capaces de penetrar en las capas más profundas de la piel, destruyendo la capa de tejido afectada permitiendo su regeneración. A pesar de no ser una cirugía invasiva (no se realiza ningún tipo de incisión quirúrgica), los peelings químicos son procedimientos agresivos que deben realizarse en un quirófano bajo sedación profunda. Requieren de 1-2 días de ingreso en el hospital. Durante las primeras semanas es normal sentir picor, enrojecimiento de la piel o que salgan costras. El fenol reduce de forma permanente la hiperpigmentación de la piel, por lo cual elimina el color oscuro de las cicatrices pero también destruye parte de las células de melanina que naturalmente posee la epidermis por lo cual muchos pacientes que se han sometido a este procedimiento no pueden volver a broncearse.
Dermoabrasión
Consiste en remover las células de la epidermis y de la dermis superficial mediante aparatos que producen un movimiento rotativo. Actualmente, el más utilizado es el de fresas de diamante que posee un motor de 12.000 a 15.000 revoluciones por minuto.
Láser
Elimina progresivamente las capas internas de la piel más deterioradas, favoreciendo la colagénesis y la formación de tejido nuevo. Está indicado especialmente en los casos de cicatrices hipertróficas y atróficas y en fototipos claros.
El láser 585-nm, de colorante pulsado (PDL) es el más utilizado en el tratamiento de cicatrices hipertróficas severas mientras que el láser CO2 y YAG son ideales para tratar las cicatrices causadas por el acné.
Se trata de un procedimiento ambulatorio pero requiere sedación para aliviar los dolores. La sesión dura aproximadamente 90 minutos y no requiere de ingreso hospitalario aunque durante las seis primeras semanas es normal tener la cara un poco inflamada. Durante este período debemos extremar las medidas de protección solar. La inflamación se alivia con medicamentos vía oral o con cremas de uso tópico que debe recetarte tu dermatólogo.
Rellenos faciales
Ya sea con biopolímeros o con grasa autóloga del paciente. Se utilizan en el caso de cicatrices atróficas en las que existe un hundimiento de la piel.
LPG Endermología
Consiste en aplicar ultrasonidos sobre la zona afectada para estimular la producción de colágeno cuyo déficit es el causante de la cicatriz atrófica. Es un método totalmente ambulatorio y no requiere ingreso hospitalario.
Ridectomía e injertos
Son técnicas invasivas que se realizan bajo anestesia local y requieren de unas horas de ingreso hospitalario. En la ridectomía se estira la piel en la zona en la que se encuetra el hundimiento o depresión haciendo que la cicatriz pase muy desapercibida. Deja incisiones mínimas pero solamente está recomendada en el caso de que la lesión se encuentre en zonas muy específicas del rostro.
Los injertos, por otra parte, están indicados en el caso de quemaduras severas o cuando existen zonas necrosadas. Se extrae el tejido dañado y se injerta el de otra parte del cuerpo que tenga una textura y color similar.