La artrosis es una de las enfermedades reumáticas más frecuentes (se calcula que en España afecta afecta al 16% de la población mayor de 20 años).


Hasta ahora los tratamientos farmacológicos existentes sólo mitigaban el dolor, pero una nueva terapia diseñada por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) (Cambridge, EE.UU.), arroja una nueva y esperanzadora perspectiva de curación para estos pacientes.

Un fármaco que estimula la regeneración del cartílago dañado.

El ABT-981 (que es el nombre de este nuevo fármaco), es un anticuerpo que actúa directamente sobre la articulación dañada, donde se inyecta, evitando su desgaste. Los tratamientos disponibles hasta el momento, no penetraban en el interior del cartílago donde se encuentran los condrocitos o células que lo producen; por eso los investigadores diseñaron un nanotransportador al que se une un fármaco llamado IGF-1 (factor de crecimiento insulínico tipo 1) que estimula la producción de cartílago y el crecimiento de los condrocitos y un compuesto denominado PEG, que permite que esta molécula se introduzca a través del cartílago y alcance los condrocitos. Además se confirmó que al combinar el IGF-1 con el nanotransportador se multiplicaba por diez la permanencia del fármaco en las articulaciones por lo que solamente sería necesaria una infiltración al mes o, como mucho, cada 15 días.

Sabemos que la artrosis se vuelve especialmente dolorosa cuando llega al punto de ruptura del cartílago y se produce la fricción entre los huesos, inflamación y pérdida de movimiento. De superar la fase experimental, el ABT-981 sería capaz de detener el desarrollo de la enfermedad y disminuir el dolor, permitiendo que estos pacientes tengan una mejor calidad de vida.

El ABT-981 ha superado las primeras fases de ensayo en animales (ratas) pero se desconoce si este tratamiento será exitoso en humanos, aunque los resultados hasta el momento son muy optimistas.

Los tratamientos para la artrosis disponibles hasta ahora.

Como mencionamos al comienzo del artículo, los tratamientos para la artrosis disponibles por el momento sólo permiten mitigar el dolor (analgésicos) pero no son capaces de detener el avance de la enfermedad. Entre ellos destacan la aplicación de radiofrecuencias, la magnetoterapia o las infiltraciones de ácido hialurónico para evitar la fricción excesiva de las articulaciones (aunque este último tratamiento no ha demostrado ser efectivo para la artrosis de cadera o de rodilla).

En los casos más graves en los que el paciente no puede llevar una vida normal, se reemplaza la articulación dañada por una prótesis. Se trata de una cirugía que tiene una larga y difícil recuperación. En estos casos, el paciente permanece en el hospital aproximadamente una semana y en ocasiones es necesario realizar transfusión sanguínea por el sangrado de la operación. La rehabilitación se prolonga hasta que el paciente consigue una capacidad de movimiento aceptable. Normalmente un período largo, teniendo en cuenta que las muletas suelen ser imprescindibles, al menos, durante un mes.