Son tres términos que empleamos a menudo en el blog pero dependiendo del contexto en que los utilicemos pueden no referirse a lo mismo.

A menudo os hablamos de «cosmética natural» para referirnos a remedios caseros, tratamientos de belleza para el cuidado de la piel o del cabello a base de ingredientes orgánicos. La mayoría de ellos pueden conseguirse fácilmente en herboristerías.



Sin embargo, si acudimos a una tienda especializada en este tipo de cosméticos, debemos estar un poco más atentas a la clasificación de los productos comerciales y al tipo de sustancias que contienen.

Los productos etiquetados como «naturales» tienen una denominación bastante ambigua. Por una parte, significa que algunos de sus componentes tienen una procedencia natural pero no siempre se detalla el porcentaje. Además no hay especificaciones legales que obliguen a las marcas que usan este etiquetado a ser realmente respetuosas con el medioambiente.

Aparte están los cosméticos ecológicos. Son productos de belleza en los que la mayor parte de sus componentes provienen de la agricultura biológica y el resto son naturales. No contienen sustancias artificiales (aluminios, parabenos o perfumes sintéticos) que puedan producir reacciones alérgicas a la piel.

Por otra parte, los principios activos de los cosméticos ecológicos derivan de extractos de plantas obtenidos mediante sistemas de cultivo ecológico, libres de transgénicos y pesticidas, por lo que el impacto ambiental que causan es mínimo.

Por último nos referiremos a los cosméticos bio. Los productos que llevan este etiquetado deben contener al menos un 90% de componentes procedentes de la agricultura biológicamente sostenible, lo cual garantiza que son los productos comerciales que más cuidan el planeta.

Tanto los cosméticos ecológicos como los cosméticos bio, están libres de sustancias químicas que perjudiquen el medioambiente o que pudiesen ser dañinas a largo plazo para la piel o el cabello. Pero además, otro dato que tal vez desconocías, es que muchas de estas marcas desarrollan políticas de comercio justo, protegiendo a los agricultores, y promoviendo el desarrollo de las comunidades en los continentes y países donde realizan los cultivos de los vegetales con los que crean sus fórmulas. Las empresas de productos de cosmética ecológica utilizan para la elaboración de sus cremas los mínimos procesos de transformación, y emplean materiales reciclables en los métodos de envasado.

Por su alta calidad y la sensación de bienestar que producen son, cada vez más, una alternativa real a la cosmética tradicional.