La sosa cáustica (también conocida como hidróxido de sodio) es un componente muy habitual en la elaboración de jabones. Reacciona con los ácidos grasos para formar el jabón y a este proceso se le llama «saponificación«.



Si bien para manipular la sosa cáustica debemos extremar las precauciones, ya que reacciona con el agua y es altamente irritante, una vez completado el proceso de saponificación, ya no existe sosa libre porque se ha neutralizado con el jabón (comprobaremos esto midiendo el pH del jabón antes de usarlo).

Así, los jabones con sosa cáustica se pueden aplicar sobre la piel sin problemas y no deberían causar ningún tipo de reacción. Sin embargo las personas con la piel muy sensible, con dermatitis o psoriasis podrían desencadenar una respuesta negativa al contacto con la sosa cáustica, como por ejemplo, sequedad excesiva y sensación de «piel acartonada».

Un buen sustituto de la sosa cáustica en nuestras recetas de jabones artesanales es la glicerina. Su fórmula es muy suave y puede usarse en todo tipo de pieles, incluso las más sensibles. Además, nutre e hidrata en profundidad proporcionando una agradable sensación de confort durante todo el día.

Hoy te enseñaremos a preparar un jabón casero de aloe vera y glicerina, respetuoso con las piel sensible y que podrás utilizar en tu ducha diaria incluso si sufres dermatitis o psoriasis ya que no lleva ningún componente químico o fragancia. Como ya sabéis el aloe vera tiene propiedades antiinflamatorias y regeneradoras mientras que la glicerina y el aceite de oliva hidratan la piel dejándola suave y flexible.

Necesitas:

Preparación:

  • Consigue un recipiente resistente al calor del microondas y coloca en él las pastillas de glicerina. Deja que se derritan (puede tardar unos 4 minutos).
  • Cuando el jabón esté derretido, agrega las cuatro cucharadas de miel, la ralladura del limón y el gel puro de aloe vera.
  • Calienta el aceite de oliva hasta que esté tibio e incorpóralo a la mezcla anterior. Utiliza una batidora eléctrica a baja potencia.
  • Una vez que todos los ingredientes estén perfectamente integrados, vierte el contenido en unos moldes de jabón sobre los que rociarás previamente un poquito de aceite.
  • Deja que el jabón se cure durante unas semanas antes de desmoldarlo y comenzar a usarlo.