Es un engorro, pero pasa contínuamente: los cuellos de los jerseys, camisas y chaquetas, se manchan de maquillaje. Por muy cuidadosas que seamos y nos maquillemos después de vestirnos, los cosméticos siempre terminan adhiriéndose a la tela por el propio roce de la misma.


Para tu tranquilidad, la mayoría de las manchas de maquillaje pueden limpiarse sin ningún problema, sumergiendo la ropa en agua con vinagre y luego lavándola normalmente, o bien, frotando el lamparón con una poca de lejía quitamanchas estilo Kalia y luego lavando la prenda con agua caliente.

Pero lo que pretendemos es que este accidente ocurra lo menos posible, es decir, que nuestro maquillaje no manche la ropa. Lamentablemente no existe ningún cosmético que pueda garantizarte esto al cien por cien, por el simple hecho de que contienen sustancias con pigmentos que aportan color y que al igual que pueden adherirse a la piel, también pueden hacerlo sobre cualquier otra superficie. Eso sí, podemos conseguir que pase poco o muy poco, si sigues estos consejos que te daremos a continuación:

Mayor fijación

Cuando acabamos de arreglarnos, el maquillaje se adhiere perfectamente a nuestra piel; pero al pasar las horas, las calefacciones, el sudor y la propia transpiración de nuestros poros, hacen que los cosméticos se corran y machen nuestra ropa. Para evitarlo, trata de elegir cosméticos waterproof, más resistentes y con mayor capacidad de fijación.

No te excedas en la cantidad de producto

Si te aplicas demasiado maquillaje, es lógico que parte de él se desprenda. Utiliza poca cantidad y aprende a distribuirlo bien ayudándote, si es necesario, de brochas, esponjitas, etc.

Pieles grasas

Si tienes la piel grasa, debes ser especialmente cuidadosa a la hora de maquillarte y de elegir tus productos de belleza ya que las glándulas sebáceas de tu cutis segregan mayor cantidad de sebo que se emulsiona con la base o fondo de maquillaje haciendo que aparezcan brillos y que tu rostro se vea aceitoso. En estas condiciones, es fácil que tu camisa se manche.

Para evitarlo, antes de maquillarte seguiremos los pasos habituales de una limpieza facial pero sin olvidarnos de un punto muy importante: tonificar la piel. De esta forma, conseguiremos que el poro se cierre durante más tiempo y no continue segregando grasa. De modo que debes tener siempre a mano en tu neceser de higiene facial un tónico tipo astringente.

El segundo punto a tener en cuenta es el tipo de maquillaje a elegir. Dado que tu piel es grasa, no te convienen las bases fluidas que tienden a taponar los poros. Elige a ser posible, fondos en formato de polvos compactos y aplícatelos con ayuda de una brocha gruesa. Para evitar los brillos, sella el resultado con una leve pasada de polvos traslúcidos.

Teniendo en cuenta las características de tu piel, y si tu bolsillo te lo permite, es recomendable que optes por maquillajes de base mineral que no obstruyen los poros y evitan la aparición de brotes de acné. Los formulados a partir de polvos de sílice son especialmente beneficiosos para este fin y tienen además propiedades «secantes» que ayudan a minimizar las secrecciones sebáceas que hacen que el maquillaje manche y se estropee.

Cuidado con el cuello

Es una zona especialmente delicada a la hora de maquillarte ya que, con el sudor, los cuellos de las camisas se manchan enseguida. Para evitarlo, como dijimos en el segundo punto, debes aplicar muy poca cantidad de maquillaje y distribuirlo bien.

Lleva a mano en tu bolso unas toallitas secantes. Cuando notes que el sudor hace que tu maquillaje se corra, humedece ligeramente tus dedos en el agua del grifo. Realiza suaves movimientos circulares en tu cuello con los dedos humedecidos para emulsionar los restos de tu maquillaje. Luego, aprieta la toallita secante o clínex sobre la zona y una vez seco, si tienes a mano tu polvera de polvos traslúcidos, dale una ligera pasada con la brocha. Quedará como nuevo.