Muchas veces pensamos que los productos de belleza usados en el cuidado de nuestra piel suponen, a largo plazo, un gasto excesivo. Bien es cierto que si sumamos a final de mes el dinero invertido en cremas, cosméticos destinados a la higiene facial, esponjitas y algodones o mascarillas, veremos que nuestro bolsillo se resiente un poco.

vapor de hierbas


Antiguamente, las mujeres preservaban la juventud y luminosidad de su rostro gastando mínimamente gracias a que utilizaban los recursos e ingredientes que la madre Naturaleza ponía a su disposición. Pese a que la cosmética natural por sí sola no es muy eficaz si no se complementa su uso con otros productos formulados químicamente, es de una ayuda inestimable si se utiliza junto a estos últimos ya que además de evitar que tu piel se sature o se produzcan alergias, te ahorrarás un buen dinero en tus facturas mensuales. Por ello, no sería mala idea rescatar algunas de las costumbres y rituales de belleza que seguían nuestras abuelitas para limpiar y tonificar su rostro y, una de ellas, es la de usar vapor de hierbas.

¿Por qué usar vapor de hierbas en tus limpiezas faciales?

Si habitualmente usas vapor de agua en tus limpiezas faciales para abrir los poros y extraer puntos negros e impurezas, debes saber que el vapor de hierbas es todavía mejor y hace menos agresivo este proceso ya que tiene propiedades calmantes. Además relaja los músculos faciales y abre los conductos nasales favoreciendo la respiración.

Pese a que los aceites esenciales usados en la aromaterapia también son desestresantes y liberan las vías respiratorias, los vapores de hierbas tienen la ventaja de que mientras realizan este proceso dilatan los poros de tu cutis posibilitando las extracciones.

Si te has decidido a probarlo el primer paso será seleccionar las hierbas indicadas para tu tipo de piel.

  • Si tienes la piel sensible o seca, puedes emplear lavanda o manzanilla ya que tienen un efecto calmante. Otras hierbas que puedes emplear son la rosa, el geranio, el perejil o el patchouli.
  • Si tu piel es grasa, en cambio, utiliza hierbas con efecto astringente como el limón, refrescante como la menta, el eucalipto o la albahaca o calmantes como el romero y la mejorana.
  • Las pieles con tendencia al acné mejorarán con las aplicaciones de vapores de hierbas astringentes como el limón y antisépticas como el arbol de té, el eucalipto, el ciprés, el tomillo o el junípero.
  • Para las pieles normales, se utilizan simplemente hierbas con efecto relajante como el romero, la rosa, la lavanda o el geranio.

Una vez que hayas hecho tu elección, nos pondremos manos a la obra:

  1. En primer lugar, limpiaremos nuestro rostro desmaquillándonos a conciencia para que ninguna partícula de suciedad entre en los poros.
  2. Pon el agua a hervir con las hierbas seleccionadas y vierte su contenido en un recipiente que mantenga la temperatura.
  3. Acércate a una distancia prudente del recipiente (no te vayas a quemar) y cubre tu cabeza con una toalla dejando que el vapor de hierbas impregne tu rostro de 10 a 15 minutos.
  4. Procede a las extracciones apretando los poros con las manos muy limpias y envolviendo tus dedos en unos pañuelos de papel desechable.
  5. Tonifica tu rostro y cierra los poros abiertos lavando tu cara con agua fría y aplicando un tónico facial de agua de rosas.
  6. Extiende una humectante por la superficie de tu cutis o, en su defecto, una mascarilla suave con efecto calmante y nutriente.