Conseguir un bonito bronceado parece muy sencillo: ir a la playa, ponerse crema y tumbarse a tomar el sol… Sin embargo, no todas las pieles son iguales: las personas demasiado blancas suelen ser más propensas a sufrir quemaduras, las pieles maduras pueden presentar manchas, etc. Por otra parte muchas veces pasamos por alto pequeños gestos que consideramos tonterías pero en realidad son muy importantes para protegerse de los rayos UV y lucir un bronceado saludable.


Estos tips y consejos podrían ser de ayuda para que aproveches estos días que quedan de verano y logres un tono tostado sin quemarte:

  • Prepárate para el sol: 15 días antes de empezar a broncearnos es conveniente usar pre-bronceadores para estimular la producción de melanina.
  • Toma el sol a la hora adecuada: nunca entre las 12 del mediodía y las 4 de la tarde ya que entonces la incidencia de los rayos ultravioleta es mayor.
  • Muévete: permanecer mucho rato quieto bajo el sol aumenta el riesgo de sufrir insolación o quemaduras. Es preferible caminar de vez en cuando y cubrir la cabeza con un sombrero o visera.
  • Consume alimentos ricos en betacarotenos: zanahorias, brócoli, pimientos, frambuesa, tomate, melocotón, kiwi, mango, cerezas, melón, endibias, col, papaya, espinacas… te ayudarán a conseguir un bonito tono dorado.

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  • Debes usar siempre una crema fotoprotectora, incluso si el día está nublado. Si tu piel es media o morena, elige un FPS 30. Si es clara deberás protegerte con un FPS no menor de 50.
  • Extiende la crema de forma adecuada: necesitas alrededor de 8 cucharaditas de producto para cubrir todo el cuerpo uniformemente.

Otro detalle a tener en cuenta es cuándo nos aplicamos la crema. Mucha gente lo hace en el mismo momento de acostarse en la toalla ya en la playa, pero no es la forma adecuada. Deberías extender la crema media hora antes de exponerte al sol para que pueda ser absorbida en su totalidad por los poros y que sus principios activos nos protejan. Además, ten en cuenta que la crema solar debe aplicarse también en las zonas cubiertas por la ropa, es decir, bajo el bikini y el bañador… si no lo hacemos corremos el riesgo de sufrir quemaduras solares en estas partes del cuerpo. Por este motivo, es recomendable traer la crema puesta de casa y renovar las aplicaciones ya en el playa…  Y hablando de «renovar» recuerda que debes hacerlo también después de cada chapuzón a no ser que tu crema sea resistente al agua.

  • No todas las zonas del cuerpo son iguales: la cara, el cuello, las axilas o la entrepierna son mucho más delicadas y conviene usar un FPS más elevado en estos lugares. Los tatuajes o cicatrices deben cubrirse con fotoprotectores de pantalla total pues el sol puede perjudicarlos mucho.

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  • Sécate bien con la toalla: las gotitas de agua actúan como una lupa triplicando la acción de los rayos UV y haciendo que sea mayor el riesgo de sufrir quemaduras solares.
  • Una vez en casa debes seguir mimando tu piel, hidratándola para evitar que se reseque y exfoliándola una vez a la semana. Algunas plantas como la sábila y aceites vegetales como el aceite de coco, tienen propiedades descongestivas para calmar la piel irritada. Las infusiones de té de ortiga y manzanilla pueden aliviar la inflamación de las quemaduras solares.
  • Ten en cuenta que algunos medicamentos, entre ellos sulfamidas o anticonceptivos vuelven la piel fotosensible. Si este es tu caso, tal vez no deberías broncearte.
  • Además de las cremas con filtro solar, existen fotoprotectores orales (de venta en farmacia) y suplementos que pueden ser una ayuda extra, sobre todo para las personas de piel muy clara o que sufren en gran medida el daño solar debido a enfermedades dermatológicas. ¡Consúltalo con tu médico o farmacéutico!