Los aceites esenciales están compuestos por una gran cantidad de moléculas químicas que les confieren sus principios activos. Estas moléculas pueden ser de doce tipos: alcoholes, terpenos, carburos, aldehídos, cetonas, ésteres, éteres, cumarinas, óxidos, lactonas, fenoles y ftálidos.


La mayor o menor presencia de estas moléculas en la composición química de los aceites esenciales potencia las propiedades de cada uno de ellos.

¿Por qué es importante conocer la composición química de los aceites esenciales?

Los aceites esenciales se usan principalmente en aromaterapia y en la fabricación de cosméticos. El hecho de que sean sustancias naturales, no quiere decir que sean seguras (algunos de ellos pueden ser tóxicos como vimos hace unos días con el aceite esencial de artemisa). Por eso es importante ser precavidas y saber el uso que podemos hacer de cada aceite esencial.

Sabemos que la composición química de los aceites esenciales es compleja. Cada aceite esencial tiene como media entre 50-100 moléculas en su composición, pudiendo llegar como es el caso de la lavanda a más de 1000… ¡son auténticas joyas químicas!

Las diferentes familias bioquímicas las clasificó Pierre Franchomme según su estructura química, su función biológica y su afinidad por el agua, de la siguiente manera:

Carburos

Son compuestos químicos formados por átomos de hidrógeno y carbono.

Pueden ser de dos tipos:

  • Carburos monoterpénicos: limoneno, pinenos, terpinenos, p-cimeno, sabineno, canfeno, β-felandreno… Están presentes en los aceites esenciales obtenidos de cítricos como el aceite esencial de limón o el aceite esencial de bergamota. Los carburos monoterpénicos confieren propiedades antisépticas, mucolíticas y expectorantes.
  • Carburos sesquiterpénicos: β-bisaboleno, α-humuleno, β-cariofileno, germacreno D… Abudan en el aceite esencial de abeto o en el aceite esencial de orégano. Tienen propiedades antihistamínicas, antiinflamatorias y calmantes.

Terpenos

Son las moléculas más numerosas en la composición química de los aceites esenciales. A menudo encontramos monoterpenoides, de 10 carbonos, sesquiterpenos, de 15 carbonos y, en menor medida, diterpenos, de 20 carbonos.

Aldehídos

Proceden de los alcoholes y no suelen ser muy abundantes en la composición química de los aceites esenciales. Tienen propiedades antiinflamatorias, antibacterianas, tonificantes y digestivas.

Pueden ser de dos tipos:

  • Monoterpénicos:  neral, genarial, citronelal… Se encuentran por ejemplo en el aceite esencial de eucalipto o en el aceite esencial de melisa.
  • Aromáticos: cinamaldehído, cuminaldehído… Presentes en el aceite esencial de comino o en el aceite esencial de canela.

Ésteres

Acetato de bornilo, acetato de linalilo, formiato de geranilo, acetato de nerilo, benzoato de bencilo… Tienen propiedades calmantes, antiinflamatorias y antiespasmódicas. Los encontramos en el aceite esencial de naranja amarga o en el aceite esencial de geranio rosa.

Éteres

Metil-chavicol, apiol, safrol, miristicina… Tienen propiedades antiespasmódicas y analgésicas. Están presentes en el aceite esencial de albahaca o en el aceite esencial de hinojo.

Cetonas

Verbenona, tujona, borneona (alcanfor), fenchona, mentona, carvona, italidionas… Son compuestos orgánicos que poseen un enlace doble entre un átomo de carbono y un átomo de oxígeno. En dosis altas tienen efectos tóxicos y abortivos. En pequeñas dosis sin embargo resultan beneficiosas ya que tienen propiedades analgésicas, antiinflamatorias, antibacterianas, lipolíticas y cicatrizantes. En general, la recomendación es manejar los aceites esenciales ricos en cetonas con cuidado y siempre diluidos en otros aceites vegetales. Algunos ejemplos serían el aceite esencial de menta Piperita, el aceite esencial de romero, el aceite esencial de salvia o de Siempreviva.

Óxidos

En los aceites esenciales podemos encontrar monóxidos, dióxidos y epóxidos terpénicos (eucaliptol, óxido de linalool, etc). Tienen propiedades antiinfecciosas, expectorantes e inmunomodulantes. Están presentes en el aceite esencial de alcanfor, de Niauli o Cajeput.

Lactonas

Alantolactona, xantina, santalolactona, costunolide… Al igual que las cetonas también son neurotóxicas y abortivas en dosis elevadas pero su concentración suele ser menor en la mayoría de los aceites esenciales. Algunos ejemplos serían el aceite esencial de laurel o el aceite esencial de manzanilla romana.

Fenoles

Carvacrol, timol, eugenol… Tienen propiedades antiinflamatorias, antibacterianas, tonificantes y analgésicas. No deben usarse en dosis elevadas ni sin diluir pues provocarían irritación en la piel. Por citar algunos aceites esenciales con alto contenido en fenoles, estarían el aceite esencial de orégano, el aceite esencial de clavo o el aceite esencial de tomillo.

Cumarinas

Bergapteno, herniarina, citropteno, angelicina… Son moléculas aromáticas y sensibles a la radiación ultravioleta (fotosensibilizantes). Están presentes en el aceite esencial de limón, en el aceite esencial de mandarina o de bergamota.

Ftálidos

z-lingustilida, z-butilidenftalido… Son drenantes y desintoxicantes hepáticos, depurativos renales, anti-psoriasis, estimulantes pancreáticos y aclaran manchas pigmentarias.  Están presentes en el aceite esencial de apio o de Levístico.