Al llegar el verano podemos disfrutar de nuevo de un delicioso manjar de la Naturaleza ¡los higos!


Hay pocas frutas de las que podamos contar tantas curiosidades. Su interior jugoso y lleno de pequeñas semillas crujientes esconde un secreto: desde el punto de vista botánico los higos son infrutescencias, es decir, flores invertidas que se desarrollan en el interior de una vaina.

Hasta el momento se han identificado 750 variedades de higos, aunque no todos son comestibles.

Un cultivo milenario

Los higos proceden del árbol de la higuera (Ficus carica) de la familia de las Moraceae.

Gracias a sus grandes raíces las higueras pueden obtener agua a gran profundidad y soportar largos periodos de sequía. Su cultivo se inició en tiempos muy remotos, probablemente en Arabia meridional, desde donde llegó a Occidente.

En 2006 se encontraron nueve higos partenocárpicos en el Valle del Jordán (Palestina) lo que demuestra que ya se cultivaban hacia el 9.400 a. C. la misma época en la que se inició el cultivo del arroz en Asia y mil años antes que las legumbres. También se hallaron jeroglíficos que muestran la recolección de los higos en la pirámide de Gizeh (4.000 -5.000 a.C.) dando muestras de la extraordinaria importancia que tuvo para las civilizaciones antiguas.

Se cree que fueron los fenicios quienes introdujeron su cultivo en la cuenca del Mediterráneo.

Los griegos y los romanos ofrecían higos frescos a sus dioses. También se cuenta que los fundadores de Roma, Rómulo y Remo, fueron amamantados por una loba bajo una higuera.

En las religiones (hinduismo, judaísmo, islam, cristianismo o budismo) la higuera es símbolo del conocimiento, la paz y la prosperidad. La Biblia menciona que el primer árbol del Edén fue la higuera (considerada por algunos como el Árbol del conocimiento del bien y del mal). También es el árbol Bodhi debajo de la cual Siddhartha Gautama se sentó a meditar, alcanzando la iluminación espiritual (por eso, los seguidores del budismo, el hinduismo y el jainismo consideran que la higuera es sagrada).

Ya en la Edad Media los higos se convirtieron en un alimento muy apreciado por la nobleza y aprendieron a secarlos al sol para poder consumirlos durante todo el año.

Se piensa que los monjes franciscanos llevaron los higos a América alrededor del 1520, pero debido a la falta de registros detallados y documentación de ese periodo histórico, es difícil afirmarlo con rotundidad.

Actualmente, Turquía y Egipto son los mayores productores mundiales de higos. España ocupa el cuarto lugar con 60.000 toneladas al año.

Valor nutricional de los higos

Además de su delicioso sabor, los higos son una joya desde el punto de vista nutricional.

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100 gramos de higos nos aportan:

  • 65,4 kcal.
  • 1,31 gramos de proteína
  • 12,9 gramos de hidratos de carbono
  • 0 gramos de colesterol
  • 2,5 gramos de fibra
  • 38 miligramos de calcio
  • 20 miligramos de magnesio
  • 270 miligramos de potasio
  • 22,5 miligramos de fósforo
  • 0,11 miligramos de vitamina B6

Galeno los recomendó como alimento básico en la dieta de los atletas por su capacidad de aportar energía y vitalidad. Junto al plátano, la chirimoya y las uvas es una de las frutas con mayor contenido en azúcares.

El consumo recomendado es de unos 30 gramos al día (5 piezas).

Beneficios para la salud

Los higos tienen muchas propiedades saludables, entre las que destacan las siguientes.

Buenos para los deportistas.

Como acabamos de mencionar, los higos son un alimento ideal post-entrenamiento para quienes practican deporte de manera habitual. Aportan azúcares de absorción lenta y minerales como el potasio, clave en la recuperación muscular.

Favorecen el tránsito intestinal.

Los higos son muy digestivos y una vez en el tracto gastrointestinal actúan como emoliente de las mucosas ejerciendo un suave efecto laxante. Esto se debe a su alto contenido en fibra, tanto soluble como insoluble. La primera forma un gel que dificulta absorción de las grasas y la segunda aumenta el volumen del bolo fecal y limpia el intestino. Diferentes estudios confirman su efectividad para combatir el estreñimiento.

Son saciantes.

Los higos son buenos aliados en las dietas de adelgazamiento. Aunque resulte sorprendente, su aporte calórico es tan sólo un poco mayor que el de las manzanas. Esto se debe a que el 80 % de su contenido es agua.

Los azúcares que contienen los higos (fructosa, sacarosa, glucosa) son azúcares naturalmente presentes en las frutas, mucho más saludables que los azúcares añadidos. Comer higos es una buena forma de calmar la ansiedad por antojos dulces como chucherías o helados que nos harían engordar.

Ayudan a asimilar las proteínas.

Contienen ficina, una enzima proteolítica capaz de metabolizar las proteínas en aminoácidos.

Beneficiosos para la salud cardiovascular.

Su aporte de vitamina A neutraliza la actividad de los radicales libres y reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Por otro lado, la fibra dietética llamada pectina retrasa la absorción del colesterol protegiendo la salud de nuestras arterias. Diferentes estudios demuestran su efectividad para reducir la hipertensión y la hipercolesterolemia.

Los higos secos o higos pasos

Los higos son un cultivo estacional y se recolectan de agosto a septiembre en el hemisferio norte y de febrero a marzo en el hemisferio sur. Pero existe otra manera de consumirlos fuera de temporada y consiste en desecarlos. El alto contenido en azúcar que tienen los higos actúa como conservante natural.

Los higos secos o higos pasos son deliciosos y se pueden comer como un snack o utilizarlos como ingrediente para postres como el famoso pan de higo. Eso sí, al estar deshidratados son mucho más calóricos que los higos frescos (249 kcal. por cada 100 gramos de producto).

“Pasar de higos a brevas”.

En España utilizamos esta expresión coloquial cuando queremos decir que algo pasa muy de vez en cuando. Las brevas son el primer fruto de la higuera que se recoge a finales de la primavera y se desarrolla de las yemas que no han fructificado el otoño anterior debido al frío, quedando en estado latente durante el invierno. Suelen ser de mayor tamaño que los higos y muy apreciadas comercialmente. Solamente las higueras bíferas dan higos y brevas.

¿Cómo consumir los higos frescos?

Los higos son una fruta delicada que hay que consumir lo antes posible. Si los almacenas en la nevera te durarán 2-3 días en la zona menos fría.

Trata de no golpearlos porque tienen una piel muy fina y se rompen con facilidad.

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Además de comerlos solos puedes utilizarlos como guarnición en platos dulces y salados: en ensaladas con frutos secos, mermeladas caseras, smoothies, pasteles o acompañando quesos y carnes de caza.

¿Quiénes no deberían comer higos?

Los higos son un alimento muy saludable y están especialmente recomendados para personas con requerimientos altos de energía: deportistas, niños, mujeres embarazadas, ancianos y pacientes oncológicos. Únicamente deben moderar su consumo las personas con diabetes o quienes tienen intolerancia a la fructosa.